viernes, 5 de agosto de 2016

EL ODIO QUE TE TENGO






El odio que te tengo es capaz de pulverizar montañas, de secar mares, de cambiar el curso de los buses. Es un odio sincero, a la altura de gente como nosotros. El odio que te tengo es tan odio que es un odio al que no puede acceder la gente común, que también odia. Al final, todos tenemos derecho a odiar, pero mi odio es diferente. Mi odio es, de lejos, mi mejor arte. Odiar puede parecer fácil pero es un arte extremo, es algo que se aprende tras largas temporadas en el infierno, buscando amor en avenidas desiertas empapadas de tristeza bajo lluvias de fuego. Fácil es querer, fácil es amar, fácil es pensar en la limitada armonía de las cosas porque nos hace creer que somos buenos y la bondad es un sentimiento miserable y mentiroso. Estúpido es decir “te amo” y esperar que te crean. Odiar en cambio, te acerca a lo monstruoso, te enfrenta a lo siniestro, a lo sucio, a lo espantoso de ser quien eres. Te hace saber que eres, también, malditamente humano. Un murciélago ciego en busca de su caverna en la desolada extensión de la noche y la palabra. El odio es eterno, el odio procura la locura. El odio enfrenta la frustración de no poder retener eso que llamamos amor, entonces lo mejoras, lo superas, lo odias. Odiar es de lejos un sentimiento contradictorio, pero eso es lo que somos, también. Odia y serás libre. Odia y vencerás. Odia y caminarás directo al infierno. Ódiame por piedad yo te lo pido, es el grito desamparado de los amantes frustrados. Los amantes odian más y mejor, es el amor en su estado puro. Mientras más profundo es el amor, más profundo es el odio. Si te amo y no te puedo retener, pues te odio y ese odio perdurará más allá de nuestra carne y la ternura que hoy te tengo. El odio que te ofrezco es la llave del infierno, no del paraíso; es la llave de una cantina no de la iglesia; es la llave del heavy metal no del pop; es la llave que da al otro lado de la puerta antes de que empiece el Apocalipsis que acabará con el mundo y no podamos ya recuperarnos. Abraza este sentimiento que es tan puro como el alcohol y el silencio. No lo rechaces y no dudes de él ni siquiera un segundo: el odio que te tengo, es el odio que te mereces. Te odio.

ALEX AILLÓN

Especial para PERRO PETARDOS

FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA BOLIVIA 2016




1. Chiru Chiru bus, calienta motores, el Freddy dice estamos listos y pisa el acelerador. Primera parada, El Corderito del Choko, salen excelentes tostadas y un pejerrey. La cerveza, que de amarilla se pone solar, amenaza los días de poesía que seguirán. Ya con el corazón contento y suculento aventamos la mirada a los restos Wankarani, espantamos las moscas al museo de la diablada y el Freddy arremete contra el cerro para que la Virgen más grande del mundo nos mire con carita de aplastarnos como a bichos. Hacia el sur el inmenso mar de nada que es la pampa orureña, sostenida por el infinito, y aquel celeste anfiteatro que devuelve como puede paz a la fiesta. Todo está dispuesto.


2. En la Cripta del Santuario, el tiempo esparce su aroma mineral. Jairo Jesús, elevado sacerdote, aparece, hecho leyenda, para convocar a los poetas. Benjamín Chávez clarividencia las bellas noches que se inauguran a la luz de los muertos. Vero L. Vargas, abre la jaula y salen las aves, cenizas en el aire. Raúl Espinoza, avienta la negra coca acullicada a la política. Inmediatamente Erik Varas, explorador de abismos, nos pierde en Traklpoy. Leticia Herrera (no quiero ni pensar lo filosa que es su pluma, poruqe su poesía de por sí casi nos saca un ojo), y Hugo Francisco Rivella desenvaina la palabra ciega y busca un pretexto, cualquiera, para llegar al mercado Kantuta.


3. Lunes de almitas, la misa de los poetas idos, la Qhowa en casa Cardozo, la oración de los urus, el sahumerio y tras el telón, la cueca mental de un majareta, boxeando con su idiotez. Charla, y paz de fin, un sorbo al chuflay. Y es otra la historia que contar. Hay oscuridad en la madrugada y suena la llamada. Hay un chileno bajando del carruaje del inferno.


4. Carajo no es mala palabra. Malas palabras son pobreza, dictadura, desaparecidos… dice Rivella. Jorge Encinas saca los cisnes y Jorge Contreras les hace picotear un vinilo en el tablero de Dj. Al terminar las buenas vibras del celular incómodo de la oficialidad, aparece la loca a leer el poema, o aborto de poema, nausística que limpiamos pronto con un almuercito en ardentía 2.


5. Al llegar a La Paz, nos espera otra mesa puesta, servida está la poesía, con la inauguración a cargo de Homero Carvhallo. La plaza está cercada. En la plaza San Francisco están los discapacitados acampando en espera de la respuesta del gobierno. La silenciosa consigna de sordomudos, la iluminada esperanza de los no videntes, la validación de los inválidos. Así. La poesía también se pone en situación.


6. Rery Maldonado nos dice que es tarde y mañana hay trabajo. Mille Torrico y yo nos aventuramos a la Chopería, adentro están Victor Paz, Humberto Quino y la Rery de todas maneras… cerveza y vampirismo. Al día siguiente salimos a dar vueltas por plaza San Francisco. Vemos el Campamento de heridos de la mala suerte, comiendo ají de fideo. Pasamos por los precios a los turistas… buscamos algo para la polola de Erik. Pausa en el mercado de las brujas. El niño grita “Mami apurate hay gringos”, pero somos nosotros nomás, con pinta de medio extraterrestres, pero nosotros nomás. Hasta mientras Leticia da un taller, La paz no le tiene muy buena voluntad “si esto es La Paz ¿cómo será la guerra?” pregunta.


7. La emotiva tarde no se aguanta, las lágrimas son a veces de cerveza y recuerdo y de Sopocachi, con su lágrima blanca a lo lejos, lágrima quieta, puntiaguda y blanca. Zulma Montero, arremolina las palabras en la tarde quieta y se descubre la estatua de Jesús Urzagasti. Hay foto de sociales en el Círculo de la Unión, hay otro loco salido del público con un tufillo declamatorio, aborta otra vez un poema. La noche termina con Erik y Marcelo en un cuartucho de hotel con vino y mala fama.


8. Con la misma magia disimulada, Erik vestido de Peter Pan, cuenta a Pinocho, por mientras, la emotividad del San Andrius regala a Rivella un par de voces y guitarra. Por la tarde, poetas colgantes, tomamos la línea roja y levantamos vuelo y acariciamos el cielo desde el cristal, el teleférico nos abre la ciudad y nos muestra sus entrañas abiertas al zenit, alojando una carcajada de Leticia.


9. Wara Godoy, espera en el Centro España y es la lectura de sol a fa, la maravilla de presentación de la colección hecha por 3600. Rery lo rapta al Erik. A él la noche lo trata maravillosamente y lo desviste de su saquito beis. Lo enviste con camino a la luna, de la que vuelve al medio día. Por la tarde nos vamos a inaugurar la biblioteca de la Casa del Poeta, que ha de volver a ser. Tomamos tecito en el Museo del Aparapita, hay un café y entre las fotos, mientras alguien pide el azúcar, está Rubén Vargas, como ha estado todo el tiempo.


10. Para poco antes de la clausura ya está de pie Erik, bebiendo cerveza con Cecilia di Marchi. Apuramos la marcha y llegamos al atestado teatro municipal, a degustar de la triunfal despedida de un cometa llamado Festival Internacional de Poesía de Bolivia 2016, destellante e incendiado. Poco a poco, la pizza y el ajenjo nos meten a un carro, ya está el Jimmy estacionado dentro del Bonanza, donde bailamos morenada a la despedida, a las 3 de la mañana.


11. Como el sol siempre sale, nos fuimos a abrirle la puerta a Tiwanaku, miramos, de lejitos nomás, el Titicaca y terminamos en una emboscada Folklórica en Waki. Las despedidas siempre abrasadoras y abrazadoras, nos llevan hasta otro hasta pronto, que (sabemos) ojalá podamos cumplir.


12. Para la yapa, regresamos a Oruro, vamos a Sepulturas y Cala Cala con Hugo y Tina. Paseamos por el mercado y hacemos vísperas para la leyenda de la Kantuta, y se firma.

SERGIO GARECA
ORURO2016