viernes, 18 de diciembre de 2015

ANARQUISMOS Y POSTURITAS


Cuatro son los pilares de la doctrina del anarquismo clásico: la parte sociológica con Kropotkin (sus libro principal es: La Conquista del pan), de quien podemos decir engendró el principio de apoyo mutuo; la parte política con Baukunin (Dios y el Estado), y respectivamente la autogestión y la abolición de la autoridad; la parte filosófica con Stirner (El único y su propiedad), el individualismo; y la parte económica con Proudhon (la Propiedad); y la abolición de la propiedad. 

De ahí para el día de hoy, han nacido y muerto cantidad increíble de sectas, movimientos, sindicatos, librepensadores, libros, revistas, obras de arte, clubes deportivos, dadaístas, los pesadísimos libros políticos de Chomsky con miles de citas periodísticas, punks y banderas de los colores más diversos, negro puro, negro con rojito, negro con verde, negro con rosado, negro y arcoíris. También han llegado extremos de lo más folklóricos, desde el anarquismo comunitario hasta el veganismo libertario, vaginistas y feministos, todos haciendo un hermoso paisaje colorido conceptual. Tampoco faltan quienes se toman los proverbios y memes demasiado en serio y son tan morbosamente conmovedores como cualquier testigo de Jehová.    

Para la época de las cabezas calientes, citadas en el primer párrafo, es decir, la segunda mitad del siglo XIX, época en las que sus ideas e ideales rindieron sus primeros frutos referenciales, muchos mitos estaban vigentes, muchos de ellos se cuestionan cálidamente hoy en día. Por ejemplo el darwinismo y la teoría evolucionista, misma que coincide con el principio dialéctico hegeliano que nos dice que la civilización evoluciona siempre de manera ascendente y que de esa manera evolucionará una forma más perfecta de sociedad (de allí las dos escuelas de izquierda descendientes de este filósofo: el marxismo y el anarquismo mismo,), tal cual se vende, la fábula de la UTOPIA; los estudios de Morgan acerca de las sociedades primitivas; o los cientificistas como Eliseo Reclus que consideraban el conocimiento como base de una sociedad futura, donde la educación salvaría a los pobres de su miseria, pues la principal causa de sus males era la ignorancia (hoy por hoy conozco, por ejemplo, a ingenieros que no ingenian nada y son tan ignorantes como miserables). 

Sucintamente, podemos decir que de esta manera se compone la parte ideológica y teórica del anarquismo en su principio. Por tanto no entraré en épocas posteriores como la creación de sindicatos, cooperativas y mutuales de principios del siglo XX. Veamos ahora cómo era la vida práctica del anarquismo, en esta fase de encarnada decisión de la Europa de ese tiempo.   

En marzo de 1895, en París, A. Hamon publica “Psicología del socialista-anarquista”, que contiene, entre otras curiosidades, fragmentos de la defensa de los anarquistas de Chicago, de Ettievant y el proceso de los anarquistas de Viena (discursos conmovedores realmente), así como entrevistas a obreros y artistas de la época, todo con el fin de poder hacer un retrato de las características (es decir los elementos del carácter) de los anarquistas de ese tiempo. El estudio concluye en las siguientes:
1.       El espíritu de rebeldía
2.       El amor a la libertad
3.       El amor al yo o individualismo
4.       El altruismo y la sensibilidad
5.       El sentimiento de justicia
6.       El sentido de la lógica
7.       La curiosidad de conocer
8.       El espíritu de proselitismo

Rara descripción de dinamiteros. Otra versión acerca de lo mismo fuera de una vieja cualquiera que los vea como malcriados, libertinos, narcisistas, despilfarradores, fríos y calculadores, metiches y sindicateros. Sin embargo creo que hasta el día de hoy existen estas cualidades dentro de cualquier ser humano de manera más o menos intensa. Hamon, ha olvidado incluir el sentido de mártir y complejo de súper héroe. Más de uno se imagina dirigiendo las tropas de la internacional negra contra el poder para morir exactamente como el Che. 

Consideremos pues que nuestra época nos facilita una cantidad considerable de conocimientos y desconocimientos imposibles en su época y que nuestro lugar en este mundo nos permite participar de una cultura totalmente distinta a la Europa de Hoy y la del siglo XIX. Europa, como hoy, estaba enferma de sí misma. La revolución industrial, la colonia Inglesa, y el comienzo de la crisis del arte, así como el pensamiento cada vez más apegado a la sinrazón de la vida. 

De ellos tenemos varios principios que hoy nos rigen normalmente. De kropotkin, todas las leyes laborales; de Bakunin, todos los sindicatos y grupos autónomos y autogestionarios, incluso alcohólicos anónimos; de Stirner, cuya genealogía es la siguiente, podremos deducirlo fácilmente; Schopenhauer, Stirner, Nietzsche, Freud y Lacan. De Proudhon, que definitivamente es el más malogrado de todos, tenemos el principio de la Tierra es de quien la trabaja. Hoy por hoy, podemos estar seguros que cualquiera de los cuatro hubiese abolido parte de su doctrina, tal cual era su espíritu de destrucción sistémica.

¿Qué tan cerca estamos de la utopía?, Hasta aquí podemos cuestionar, cada quien desde su alegre manera de ver y de pensar, cuáles y cuántas de estas ideas son vigentes. Hoy el anarquismo podría reducirse a un tipo de conducta bajo cualquier régimen. Un camino más de construcción personal. Quizá un juego de lego, que se destruye y reconstruye constantemente, una guerra consecuente contra todo y contra nadie, sin resultado definido. Solo por probar la posibilidad de lo imposible. Un experimento social e ideológico interminable. Por eso una piedra a la fachada de una iglesia evangélica, solo para sacarse una selfy mientras te arresta la policía, es más estupidez que rebeldía. De allí hasta hoy, y supongo que para siempre, sin necesidad alguna de dogma, anarquista con o sin etiqueta, los caminos de la libertad son infinitos. 

Lo que quieran cumplir con los requisitos del slogan “anarco”, aunque sea solo para parecer malos, ahí tienen la receta.

SERGIO GARECA
Oruro dic. 2015

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