Crónicas de POESIACÁ
I
Mirando las nubes, desde arriba, en el primer trecho Oruro-Cochabamba, en camino hacia Santa Cruz, pensaba en lo que me esperaba en el festival de poesía POESIACÁ, miedo y no sin razón, ya que de los poetas se puede esperar todo, y emoción, precisamente, porque de los poetas se puede esperar todo.
La primera aparición poética en Santa Cruz, fue la del poeta chuquisaqueño Omar Alarcón, autor de “El corazón entrega a sus muertos” y “De este lado de la vida”, con quien sentí una hermandad inmediata, es increíble que alguien tan alegre sea tan lúcido pesimista que ama el mundo que odia, y espero hacerle justicia con lo que digo. La segunda aparición era una que hacía tiempo estaba yo esperando, Emma Villazón, la poeta cruceña que junto con Albanella Chávez y otros seres maravillosos era responsable de que estos pies de diablo orureño estuviesen allí. Los poemas de Emma ya en la distancia me decían mucho de ella, y comprobarlo fue un balazo salido de un sueño, mujer inteligente y polemista de temer, me da la impresión de que en algún momento su ser material dejará de existir, y no por muerte, sino que sólo existirá el lenguaje, que parece ser su verdadero cuerpo. La tercera aparición maravillosa fue la de Adriana Lanza que llegaba desde La Paz, traviesa, al parecer la poeta no conoce la gravedad, me distraía un momento y la niña eterna que vive en su interior ya estaba flotando como si tuviese que irse detrás de Peter Pan para sacarle la lengua a las sirenas.
De súbito estoy rodeado por más poetas, que de tantos no los recuerdo a todos, Mariana Barrios, que es una constelación que toda la dinastía de los Ptolomeos hubiese querido conocer, Isabel Jordán a quien de a poco he dejado de ver como una simple persona, y se ha convertido en un paisaje, o en un espíritu de la tierra o del destino enseñándome modos distintos de ver y de sentir. Para concluir con las primeras apariciones, pablo Osorio, que no es nada raro que trabaje en una empresa que tenga que ver con vuelos, porque al final este hermano es aéreo desde que lo conozco, es difícil decir la alegría que me ha producido volver a verlo. Janina y su plenitud descarada y lúcida, poeta de una sensibilidad anterior a esta vida. Carito Hoz de Vila, con un paso en el futuro, mirando nuestro transcurrir como caricaturas, poeta de mirada distinta, la realidad en sus ojos tiene otra esencia.
Todos los poetas con sus superpoderes.
II
Licántropos, las quenas cantan al amanecer, circula el pastelito del terror, Gustavo y Gabo cantan la del pirata cojo, alguien baila en la pista solitaria un tema de Nirvana, una dulce niña perdida pide diablada al dj de ganeshia, Pablo mira cerdos voladores, Chabela mete la cabeza en la fe o en una cubeta de cielo azul, Albanella mira a los borrachos pensando en un lugar mejor, Janina dice la verdad a quemarropa, la cerveza se derrama, Emma piensa en Hilda Mundy, le llamaremos. Bajamos los pantalones al diablo y azotamos su perverso trasero rojo. Adrianita nos entrega su primer alumbramiento y todos brillamos, un señor nos abre la puerta del infinito. Somos santos Un teléfono suena en la habitación 131, es la teoría de los giros a cerca de un poema, es que el poema necesita venderse, la verdad es que no existe el poema, no existe la edad, no existe el futuro, Carito dice “qué lindo” y saca una foto. Marianita toma el micrófono, le aplauden pero no hay nadie, solo la alegría de nuestros corazones que le dicen suerte en Buenos Aires. Milton pintó un sol en un libro de cartón, pero antes se fumo el último, luego reímos, qué tipazo que es Milton. La reportera mira el derredor mientras los poetas piensan en vino. Emma me dispara en el lejano este y despierto, Omar es un letrívoro, por eso Pauline no le escribe cartas, nos turnamos de rato en rato para buscar a Eurídice, a Orfeo se lo llevan los canas, de noche los taxis nos llevan a Bolivia, pero es un lugar donde queremos cantar bajo la lluvia, y alguien nos grita “cállense por favor”. Hay una foto en la plaza, carito sueña con una morsa bailando tap yo soy toda la vecindad del chavo en uno, asaltamos el frigobar, pobre gatito, tu curiosidad te va a matar. No hay despedidas, hasta contar tres Christian te lo voy a devolver mañana, se me van las circunstancias y los nombres, facebook escribo en tu muro POESIACÁ, al capitán carajo le gusta esto.
III
Ahora escucho “Amigo” de Roberto Carlos en la versión de Ataque 77 y pienso en todos los poetas, en Gustavo y su pasión adolescente de mirar la lírica, en Albanella con una energía especial, sólo de ella y pienso también en los no poetas que son poetas aunque no quieran como Milton, Álvaro, todos los del taller de arte, Beba, y no sé quienes en este momento se me van de la memoria, sin embargo, estoy seguro están presentes en mí, canto un poco, y los recuerdo.
IV
Las palabras de Janina lo resumen todo: días de no hacer nada, sólo hablar y beber…poesía
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