Giovanni Bello
Hace un buen tiempo tenía la intención de escribir un
texto que debía llamarse “Los aburridos años noventa”. En él quería dar cuenta
de las diferencias entre la poesía boliviana actualy la de esa década. Como voy
a exponer brevemente en este texto, creo que el punto de quiebre que significó
para la poesía boliviana la aparición del internet marca un profundo contraste
entre la espontaneidad y entusiasmo de los años recientes, frente al momento de
relativo anquilosamiento creativo que se dio en los noventa, según creo, debido
a la institucionalización del trabajo poético y sus procesos de difusión.Hechos
relacionados, entre otras cosas, al contexto político y económico del
neoliberalismo, al que esa institucionalización le era inherente[1].
Sé que lo que acabo de proponer puede sonar polémico.
Mi intención no es tanto polemizar (es decir, este no es el texto que quería
escribir hace tiempo), sino que quiero partir de esa constatación hipotética
para detenerme en la generación actual de escritores de poesíaque surgió
particularmente en La Paz y que se dio en dos fasesparalelas alestablecimiento
del internet como ámbito de creación y difusión artística.Si la relación entre
las literaturas nacionales y las metrópolis (culturales, económicas, políticas,
etc.) fue un tema fundamental para pensar la producción literaria en Latinoamérica,
el ingreso del internet como ámbito de producción, difusión y flujo de ideas, (estéticas,
autores, corrientes, etc.)marca un puntode ruptura evidente.
La sensación que me produce la creación literaria de
los noventas es ambigua[2].Oscila
entre lo sorprendente de su productividad yal mismo tiempo su tendencia a la
institucionalización. Por un lado, solo para hacer un repaso corto, hay querecordar
que autores como Adolfo Cárdenas, Humberto Quino, Jorge Campero oJulio Barriga,que
pueden considerarse de la generación de los setenta-ochenta, iban alcanzando,
si cabe, cierta consagración solo a mediados delos noventay en los primeros
años de los dos mil. Cárdenas publicóChojcho
con audio de rock p'esaaado en 1992, Quino Crítica de la pasión pura en 1993(a la que siguió su obra completa,
Summa poética, el 2002), Campero ganó
el Yolanda Bedregal con Musa en jeans
descoloridosel 2001y Barriga publicó su primer libro, Elfuego está cortado,apenas en 1992. Por otro lado, se
establecieron importantes editoriales o en realidad colecciones editoriales, entre
las más importantes “Hombrecito/Mujercita sentado/a”, dirigida por Blanca Wiethüchter,que
juntaron los nombres de autoresmayores y en proceso de consagración conlos de los
nuevos escritores de ese decenio. En Hombrecito/Mujercita sentado/a se publicó
por ejemplo la obra de autores mayores como FernandoRosso, Jaime Taborga yla
misma Wiethüchter, junto a Marcia Mogro, María Soledad Quiroga, Vilma Tapia o
Mónica Velásquez. Los primeros, al igual que los antes mencionados, estaban
produciendo desde los setenta, mientras que las segundas pueden considerarse de
la generación de los noventa debido, particularmente, a las fechas de
publicación de sus primeros libros.
Lo mismo ocurre por ejemplo con el único número de la
revista Siesta Nacional, producida por Jorge Campero y Marcela Gutiérrez, gestores
del café Ave Sol (germen del conocido pub Bocaisapo) en 1988. Esa revista puede
considerarse fácilmente una de las primeras antologías, y unade las másabarcativas,
de lo que se producía en narrativa y poesía en la ciudad de La Paz a fines de
los ochenta y principios de los noventa.Comienza con autores “consagrados”, incluso
previos a la generación de los setenta como Jaime Saenz o Jesús Urzagasti, y
termina, después de haber incluido a todos los mencionados (Rosso,Cárdenas,
Quino, Campero, Barriga, Wiethüchter, Taborga, etc.) en los autores más jóvenes
del momento, comoJuan Carlos Ramiro Quiroga[3] o Mónica
Velásquez, quien,como dijimos,también fue incluida en la colección
Hombrecito/Mujercita Sentado/a.
Con estos datos apunto al hecho de que muchos de los
autores de los noventa o fines de los ochenta, CéMendizábal,Juan Cristóbal Mac
Lean, Marcia Mogro, Vilma Tapia,Juan Carlos Ramiro Quirogao Mónica Velásquez se
caracterizaron generacionalmente por una especie de acoplamiento a la
generación previa. Los autores de la generación previa, al mismo tiempo, se
abrieron al contacto con nuevos poetas, que además no lo eran tanto, debido a
que la mayoría de ellos empezaron a publicar con más de treinta años y en
revistas, editoriales y colecciones, digamos,ya “institucionalizadas”. Podría
mencionar solo como referencia, además de los datos ya señalados, ejemplos como
las revistas Sopocachi, de medio pliego, con tapa a color y que podía incluir a
autores como Julio de la Vega, Humberto Quino o Marcia Mogro entre sus
colaboradores, o Piedra Imán, que hacía un ejercicio similar y que además era
producida por el mismo grupo de autores reunidos en torno a Hombrecito/Mujercita
Sentado/a.
Como digo, esos tal vez pueden considerarse datos sin
mucho peso, porque esas revistas son solo unas cuantas muestras de un nutrido número
de publicaciones literarias de la década[4]. Sin
embargo, lo que quiero enfatizar es que comparandoesa característica
generacional con la producción de los autores de los dos mil y particularmente los
de los años recientes, veoen estos últimos cierto rasgo compartido de desarraigorespecto
a las tradiciones locales previas y mayor interés por la producción artística continental
e internacional.Entonces, lo que quiero hacer es esbozar un juego de
comparaciones que me permita vislumbrar la posibilidad de nombrar a la
generación de escritores de poesía nacional actual en sus dos etapas, una que
iría aproximadamente desde inicios de los años dos mil hasta los dos mil diez y
una segunda que se encuentra en pleno desarrollo.
Hasta donde sé, no se ha hecho un análisis comparativo
exhaustivo de las antologías de poesía boliviana que dé cuenta de cómo han ido
funcionando los modelos creados por los cánones que establecen. Al respecto considero
que una comparación superficial entrelos autores incluidosen las antologías que
sustentan las bases de lo que podríamos llamar “generación de los noventa” y
los incluidos en lasantologías posteriores a esa generación nos puede ayudar a
identificar algunos de los rasgos de ambos grupos. Creo que para el caso de la
generación de los noventa, como ya dije, el único número de la revista Siesta
Nacional sirve de buen preámbulo. Otras antologías que pueden considerarse
características del periodo son la de Velásquez,Ordenar la danza, o incluso la binacional Unidad variable, antologada por la argentina Laura Martínez para la
editorial cruceña La Hoguerael 2011 y que entrelaza autores bolivianos con sus
pares argentinos. En esas antologías encontramos nombresde esa generación que
se repiten, CéMendizábal, Marcia Mogro, Juan Cristóbal Mac Lean, Vilma Tapia, Juan
Carlos Ramiro Quiroga, Marcelo Villena, Benjamín Chávez, Mónica Velásquez, varios
de ellos,parte de este continuum con las
generaciones anteriores y, además, algunos merecedores del premio nacional de
poesía Yolanda Bedregal (Chávez y Velázquez).
Por otro lado, creo que la antología que marca el
punto de inflexión es Cambio Climático,
del 2009, que como bien señala uno de sus antologadores, justamente Juan Carlos
Ramiro Quiroga, fue “la menos nacional publicada hasta el [ese] presente”[5].
Según Quiroga, esa antología encarnaba “lo internacional o global como el único
pasaporte de ciudadanía en el mundo”[6]y,
en ese sentido, considero que Cambio Climático
es una colección que decidióadecuadamente establecerse como una antología de
ruptura, que, adiferencia por ejemplo de Ordenar
la danzau otras antologías de poesía nacionaltradicionales, no incluyó a
autores mayores de33 años. Como señala el mismo Quiroga, fue Rubén Vargas, otro
escritor activo en los noventa con lasya mencionadas revistasEl cielo de las
serpientes (editada junto a Campero, Edmundo Mercado y J. Carlos Ramiro Quiroga)
y Piedra Imán, quien aconsejó recortar la selección a ese marco de edad. Ese
hecho establecedefinitivamente la distancia de inicio entre la generación de
los noventa y la de los dosmil. Los otros dos antologadores de Cambio Climático, Benjamín Chávez y
Jessica Freudenthal,son autores que también considero importantes para pensar
este juego de comparaciones.
En el caso de Chávez se puede considerar que su obra
esta tensionada entre ambas generaciones. Incluido en las antologías Ordenar la danza yUnidad variable, en ambos casos como uno de los de menor edad, Velásquez
diráde él: “Entre los poetas más jóvenes destaco a Benjamín Chávez (Premio
Nacional de Poesía [Yolanda Bedregal] 2006), quien se adueña de una limpidez
formal para revelar ciertas ‘sabidurías poéticas’ tejidas al calor de la
apuesta por la relación y la entrega tanto a los demás como a la tarea de la
escritura”[7].En
el caso de Jessica Freudenthal, cuyo primer poemario, Hardware,fue mención de honor del mismo premio el 2004, nos
encontramos frente a probablemente la autora más paradigmática de este cambio
generacional. Incluida en la antología a su cargo, Freudenthal marca un momento
de ruptura con las tradiciones poéticas nacionales respecto al arribo de la
cultura del internet y las corrientes poéticas continentales que hicieron uso
temprano de esa herramienta. Eduardo Mitre, en uno de los pocos ensayos
académicos dedicados a autores de poesía boliviana de la generación actual señala
el parentesco de Freudenthal en Hardware con
Hilda Mundy, justamente en su ímpetu cosmopolita y la mezcla de referencias
entre la cultura mediática y la letrada[8]. A
eso se suma que Freudenthal, como autora emergente, fue parte del catálogo más
temprano de la editorial cartonera Yerba Mala, reconocida por ser una de las
primeras editoriales de ese tipo en Latinoamérica. Es decir, formó parte de un
fenómeno intercontinental que tuvo como base la comunicación posibilitada por
el internet y el flujo de ideas y de producción propiciada por el boom blogero
de ese momento. Como se sabe, las editoriales cartoneras en sus inicios
apostaron por invitar a autores afines a ellas y donar los derechos de sus
obras. Freudenthal además, estuvo involucrada en actividades de la editorial
cartonera en su primera fase.
Si nos acercamos un poco a la obra de esta poeta vemos
por ejemplo en su poesía visualun afán vanguardista que sin embargo no es nuevo
en nuestro país. El mismo Mitre ya en la década de los setenta intentóel
ejercicio de la poesía visual en suMirabilia
y también sería justo decir que la introducción de motivos de la cultura mediática
en la poesía ya se hizo desde los años treinta justamente con Reynolds oMundy, a
los que siguieron algunos otros autores durante el siglo XX. Lo que quiero
decir es que si bien en su momento se entendía a la poesía de Freudenthal,
particularmente Hardware, como una
ruptura con la tradición, no lo fue tanto si tenemos en cuenta una mirada algo
más profunda de la historia literaria nacional. Pero justamente, un rasgo de la
poesía producida a partir del ingreso del internet en Bolivia es su auto
asunción de cierto desarraigo respecto a la tradición literaria representada
por la generación previa. La ruptura, en todo caso, nunca fue violenta y la
mayoría de los autores posteriores a la generación de los noventa negó cierto
parentesco con los autores de la tradición bolivianainmediatamente anterior pero
asumió otros. Esa elección de filiaciones se puede ver por ejemplo en la participación
de Freudenthal en una de las presentaciones de la gira promocionalde Cuaderno de sombradel poeta tarijeño
Julio Barriga[9]o
en la cita de Humberto Quino incluida en Hardware,
por mencionar dos datos.
Ahora bien, si observamos la poesía de CéMendizábal,
por ejemplo, o la de Juan Cristóbal Mac Lean, Vilma Tapia o María Soledad
Quiroga, por nombrar a algunos autores de los noventa, y la comparamos con la
poesía joven aparecida en Cambio Climático,
queda a la vista la diferencia entre el cuidado extremo y la solemnidad de la
consideración de lo poético en los primeros frente a las intenciones
inmediatistas y la relativa crudeza de muchos de los segundos. Quiroga dirá al
respecto: “¿Qué lenguaje es este que cada poeta joven parece hablar en chino, nipón,
coba, argot, quechuañol, o en matrix? Poesía de consumo inmediato y el éxtasis
compartido. Poesía del dedo gordo y para lectores maniáticos del Facebook.
Poesía clic que ha encontrado por fin su patria en línea”[10].
Además de las antologías, otros elementos tópicos de
cada generación, que pueden ser comparados en este juego son las formas de
difusión de los textos. Al respecto algo que es muy importante y que nuclea
esta comparación es el hecho de que, como decía antes, los autores de los
noventa publicaron en editoriales y en colecciones ya institucionalizadas y,
además, publicaron después de haber trabajado sus obras durante años, lo que se
puede constatar en el hecho de que Mendizábal publicó su primer poemario a los
38 años, Mogro a los 32, Mac Lean a los 39 o Tapia a los 32. Ese respeto por un
“stablishment” editorial y literario parece fundarse en la percepción que cruza
a varios de estos autores de que la poesía es un ámbito en el que prima un tipo
de respeto solemne por el acto de escritura a costa de que esta pierda cierta
espontaneidad. En contraposición a esa idea, tanto iniciativas como las
editoriales cartoneras como las contraferias del libro, por dar dos ejemplos,
mostraban a principios de los dos mil que la nueva generación, la mayoría
escritores menores de 25, no tenía la intención de esperar que ningún autor
consagrado ni editorial les abriera las puertas. En cambio, tenían la intención
de generar espacios confrontacionales, no diré ya contra el canon, pero si
contra las editoriales y los circuitos literarios establecidos. Eso también se
reflejó en el boom de blogerosdel periodo[11], que
subíansus textosa lared sin la necesidad de intermediarios, lo que desestimaba los
criterios que asumen que la escritura poética es un tipo de escritura cercana
al acto religioso y el escritor de poesía una especie de sacerdote.
Las contraferias, organizadas por varios colectivos de
escritores, músicos y artistas plásticos a iniciativa de la también poeta Vicky
Ayllón (que en ese momento estaba a cargo de la biblioteca de la fundación
Simón I. Patiño), fueron un espacio en el que los libros cartoneros, los
fanzines y las fotocopias eran algunos de los formatos a travésde los que se
compartía la nueva literatura. Esa nueva literatura, además, se alimentaba cada
vez con mayor interés no solo de la producción literaria continental[12]
sino de otras estéticas extraliterarias como la música, el cine o el comic, lo que
se puede ver en algunos autores de Cambio
Climático. De hecho, el boom que se dio en ese momento respecto a la
producción literaria se dio también respecto a expresiones como el rock yel
comic locales. El comicvivió en ese momento su inicio como género asentado y su
climax en la ciudad de La Paz. Parte de estos movimientos, que no solo se
desencadenaron en La Paz-El Alto, donde surgieron además de Yerba Mala
editoriales como Pirotecnia (dirigida por Ayllón) o Almatroste, tuvieron
contrapartes en Sucre con grupos como Editorial Pasanaku, en Oruro, con la
editorial cartonera Rostro Asado y especialmente en Cochabamba, donde por
ejemplo la editorial KlammprodujoAntología
súbita, importante para el periodo, y que incluía a varios de los autores
presentes en Cambio Climático[13].
Inmediatamente después de este momento es donde se da
una segunda fase de la nueva corriente, gatillada por el acceso al internet.
Como señalé en la introducción que hice para la parte boliviana de la antología
boliviano ecuatorianaHarawiq, de la cartonera
quiteñaMurcielagario, creo que después de una primera fase de lo que podemos
llamar “poesía actual”, se dio una segunda caracterizada por el repliegue. Esta
poesía dejó de ser tan expresiva y entusiasta, por lo menos en lo inmediato,
pero profundizó su interés en la cultura mediática y las ideas y estéticas
emanadas de la web. Esa división se dio de forma obvia, creo, como un proceso
paralelo al fin del periodo neoliberal, con una primera fase de entusiasmo respecto
al surgimiento de un nuevo horizonte político, el momento más activo de los
movimientos sociales y finalmente una segunda fase correspondiente al repliegue
político, una vez instaurado el llamado “Proceso de cambio”[14]. Sin
embargo, esta evolución caracterizada por la ruptura con cierta tradición que
une a ambas fases, comoseñalé, no es nueva en la historia literaria nacional. Creo
que justamente autores como Freudenthal se sintieron atraídos por la poesía de los
setenta (Quino, Barriga o Campero), porque en ese periodo se dio un proceso
similar en el sentido de que los escritores jóvenes de esa década denostaron la
percepción religiosa que se tenía de la poesía, produjeron y publicaron de
forma independiente y al mismo tiempo fueron influenciados por corrientes literarias
y políticas continentales como la contracultura y por estéticas rupturistas
como la del rock y la neovanguardia, relacionadas también con la cultura
mediática.
Algunos de los autores incluidos en Cambio Climático, que actualmente están
muy activos, pueden considerarse también autores de transición ala segunda fase.
Es interesante que varios de ellos desarrollaron intereses extraliterarios, lo
que muestra la dispersión que caracteriza al internet. Por ejemplo,Vadik Barrón
(cuyo iPoem fue publicado por Yerba
Mala Cartonera el 2008), construyó una carrera musical paralela a su escritura
mientras que Alejandro Pereyra, poeta sucrensecercano al grupo Pasanakudirigió
varios largometrajes, Pamela Romano, también se decantó por el cine y tiene
elaborados algunos experimentos de video poesía y algunos autores como Freudenthal,
Gareca u OsdmarFilipovich (uno de los más jóvenes de Cambio Climático),también incursionaron en la poesía visual. Jaliri
se desempeña como artista plástico y su producción de libros hechos con
materiales reciclados los acerca al objeto-arte.
Ahora bien, la poesía de estos autores, en la mayoría
de los casos ha tendido a cierta experimentación formal y literaria: Pereyra
con la sintaxis, la disposición formal del verso y cierto tono narrativo,
Romano con la extensión de la versificación, Garecay Barrón con el retruécano,
etc. Estos tipos de escritura que buscaban renovar literariamente la poesía
nacional además compartían en mayor o menor medida cierto desinterés por aludir
el tema socio-político frontalmente. Las estrategias para la asimilación del
mundo de lo social se dieron básicamente por dos caminos: por un lado, la
parodia y el despliegue de la estrategia barroca en el caso de los orureños Gareca,
Barrón oJaliriy por el otro, una profundización de la experiencia íntima y la
nominación del universo individual, patente en Romano, Pereyra y especialmente
Emma Villazón. Esta autora cruceñaes, creo,un referente importante para el
momentoactual de la poesía boliviana y anticipó el peso que juega la imagen
poética en la poesía de algunos de los escritores más jóvenes.
Como he señalado en otro lugar[15],
la segunda estrategia se ha reforzado con el paso del tiempo y ya se percibe
totalmente patente en una de las antologías que inician este nuevo ciclo de la
“poesía actual”, f/22. En esa antología,
editada por Martadero en Cochabamba el 2011 esta profundización de la
subjetividad y el espacio individual se marcacomo una característica esencialde
esta segunda etapa. Este repliegue al espacio íntimo, a diferencia de lo que
ocurrió con la primera fase, no da ya mucha cabida a la innovación formal,
aunque si a la temática. La poesía de este segundo momento se ha vuelto más reflexiva
y especialmente se ha visto más marcada por la influencia del consumo de la
producción artística que existe en el internet. Eso se puede ver en algunos
autores presentes en f/22 como Roberto
Oropeza, Anahí Maya, especialmente en su producción posterior a la antología o
MilenkaTorrico, quien además correlaciona el consumo de la cultura masiva
(particularmente en su libro Preview)
con ciertos rasgos de la imagen de lo femenino, lo que la acerca
particularmente a la obra de Freudenthal.
Creo que la influencia de la producción divulgada por
internet, si bien no siempre se hace patente en referencias directas, marca
claramente la forma en que los autores más jóvenes conciben el ejercicio
poético. Esta nueva percepción, me parece, tiene que ver con la forma como los
productos artísticos en el internet trascienden las fronteras de las diferentes
disciplinas artísticas (visuales, música, literatura, cine), interrelacionándose
a través de patrones estéticos que les dan cierta imagen unificada. De ahí que
es posible identificar con cierta claridad la estética de la producción de
ciertos autores de esta nueva fasey su relación con los guiños que hacen a
otros productos artísticos. José Villanueva, Anahí Maya o Iris Ticona, autores
pertenecientes a este segundo periodo, en ese sentido, son ejemplares: tómese
cualquier verso de su poesía y podrá reconocerse el registro y la imaginería
que traspasa la mayor parte de lo que han hecho hasta ahora. Y además eso
explicaría el hecho de que en esta fase se haya dejado un poco de lado la
experimentación formal con el texto y que se le dé muchísima más importancia a
la imagen poética, por ejemplo en Villanueva, Ticona, Maya, Ágreda, Oropeza o
Espinoza. Todo esto mostraría que la relación de estos nuevos autores con el internet
ha cambiado respecto a la de la anterior fase. Se ha efectuado una
profundización de la influencia de la estética del internet que ya no se
manifiesta solamente en su uso como medio de comunicación. En ese sentido, los
blogs han dado paso al Facebook, y por ejemplo la propuesta política de las
primeras cartoneras ha dado paso a proyectos editoriales más comprometidos con
las cualidades estéticas de las obras.
Se
puede considerar que la dinámica de las nuevas corrientes editoriales que
conforman esta etapa comienzan cuandoRocío Ágreda y Pablo Lavayén, de la
editorial Klamm, responsables de la Antología
súbita del 2006, se mudan durante la primera fase ya a La Paz y allí fundan
la editorial Género Aburrido, con estudiantes de la carrera de literatura como
Iris Ticona. Género Aburrido es una editorial importante para pensar este
segundo periodo dado que provino del fenómeno de agitación cultural alrededorde
las contraferias y el nacimiento de editoriales independientes a mediados de la
década pasada, pero publicó a autores como las mismas Ágreda, Ticonao a Sergio Taboada,
que no hicieron parte de Cambio Climático.
Estas autoras, junto a otros que pueden considerarse miembros activos de esta
segunda etapa fueron incluidos en antologías recientes que dan pautas
justamente del surgimiento de este nuevo grupo. A los afanes de Género
Aburrido, que en los últimos años estuvo coordinada por nuevos integrantes como
José Villanueva o Rocío Bedregal, se suma también la antigua Yerba Mala
Cartonera. Después de haber sido fundada en El Alto por Darío Luna, Crispín
Portugaly Roberto Cáceres, y de haber estado coordinada luego por escritores
paceños como Aldo Medinaceli (incluido en Cambio
Climático), pasó a Cochabamba donde es coordinada actualmente por algunos
de los autores def/22 como Lourdes
Saavedra, Roberto Oropeza y Pablo Cesar Espinoza. En estanueva etapa editorial,
Yerba Mala también ha editado un buen número de libros de poesía, entre ellos, Previewde Torrico, Invisible naturalde Oropeza o Cantar, reír y olvidarde
Espinoza, por mencionaralgunos.
Correspondea todos estos nuevos autores un corpus de
antologíastal vez más nutrido que el de un primer momento de la “poesía actual”.
Es decir, al menos existen tres, f/22,
que solo incluye a autores cochabambinos (que fueron parte de los talleres
dictados por Juan Malebrán en Martadero), Harawiq:
Muestra de poesía boliviana-ecuatorianadel
que hice la selección para la parte boliviana y que fue editada en Quito por
MurcielagarioKartonera y la reciente Ulupica,
editada por Malebrán y Gladys González para la editorial chilena Libros del
Cardo y que es la más completa de las tres. También existe una antología en
audio llamada Aquí la nieve es química,
editada por José Villanueva y la editorial Gran Elefante[16].
Se trata de una selección de textos de autores jóvenes, leídos por un lector
automático TTS, que tiene como rasgo común elsarcasmo y cierta inclinación a lo
escatológico de los textos y el que los autores hayamos participado con obras
visuales que se incluyen en el cuadernillo del disco. Villanueva, incluido
tanto en Harawiq como en Ulupica, es, como dije, parte de una
segunda etapa de Género Aburrido, pero a su vez creó la editorial Gran Elefante/Factótum,
con la que editóa algunos de los autores incluidos en Harawiq, UlupicaoAquí la nieve es química como el
sucrense Jorge Samos o Jasiel Bueno.
Aquí quiero hacer un paréntesis para entrar al terreno
del testimonio. Con José Villanueva, Jorge Samos y Jasiel Bueno conformamos en
el 2015 un grupo de escritura(llamado, autoparódicamente, “Los chicos feos de
la poesía”) y organizamos, a iniciativa de Samos, el festival Paredón Poético,
al que se invitó a autores como Quino, Barriga, Álvaro Diez Astete, Carlos Gutiérrezo
al chileno Héctor Hernández;ytambién organizamos una exposición de poesía visual,
“Temporosos Amorales”, en la Fundación Solón Romero. Señalo esto por dos cosas,
primero para marcar el hecho de que los autores de este segundo periodo siguen asumiendo
por convicción ciertosparentescos, y además porque me parece importante el
hecho de que, como dije antes, este haber dejado de lado la experimentación formal
literaria no hizo que se dejara de lado la reflexión respecto a la esencia del
ejercicio literario. Si bien es cierto que la imagen poética cobró protagonismo
en esta nueva poesía, la cuestión de laescritura poética misma, por ejemplo el
ritmo, muy importante en la poesía de Samos, y la objetualidad del texto, son
cuestiones que también llaman la atención de este periodo.
Como señalan los antologadores de Ulupica, otro rasgo compartido por estos autores es su
participación común en festivales: desde Santiago en paz, encuentro de poetas
jóvenes bolivianos y chilenos organizado por Ticona, así como losTea Partyen
Arica o Panza de Oro en Cochabamba e, incluso, los ciclos de lectura peceños
Delirium Tremens,organizado por Javier Aruquipao Letra Viva, por Barrón. Este
hecho muestra, una vez más, el interés de los escritores jóvenes de poesía de
crear lazos intercontinentales y, en este caso, de sumarse a los ya establecidos
en la región graciasal internet y las redes sociales. A esto se suma que, al
igual que en una primera etapa, los escritores aún están comprometidos con la
producción de publicaciones de tiraje corto con el fin de difundir sus
trabajos. Si el fanzine y los policopiados se convirtieron en los móviles
poéticos favoritos del primer periodo, por ejemplo de los comics poéticos de
Marco Tóxico y Karen Gil o los textos de literatura fantástica deZergioUstarez
(incluido en Antología Súbita y
publicado por Pirotecnia), en este segundo momento autores como Villanuevaresemantizan
el formato a través de híbridos como sus poemas-comic, o, como también en mi
caso, del collage y el juego con la materialidad del objeto. A su vez, también
aparecen de tiempo en tiempo revistas periódicas como Metamorphoseón, de los
miembros de Klamm, que tuvo dos números a mediados de los dos mil oHeroína,
dirigida también por Ágreda.
Finalmente, debo mencionar dos casos que de alguna
forma parecen estar fuera de todos los procesos descritos, pero que, dada su
originalidad, importancia y belleza, deben ser mencionados. Se trata de la obra
de la artista plástica, cantante y escritora potosina Elvira Espejo y la del
paceño Mauro Alwa. Ambos se involucraron con algunas de las editoriales aquí
mencionadas y también fueron incluidos en Cambio
Climático. Espejo publicó su primer libro de poesía, Phaqarkirki (edición en quechua-castellano-aimara) con Pirotecnia
el 2006 y Alwa, su libro Arunakq’ipiri(edición
aimara-castellano) con Hombrecito Sentado el 2010. Ambos libros se caracterizan
por sus poemas de versos cortos y ambos trasuntan claramente sensibilidades andinas.
Pero mientras los poemas de Espejo tienen ecos de la cultura agraria quechua,
su relación con los animales, las plantas y el tejido, Arunakq’ipiri de Alwa parece un descenso alucinado y grave al
subsuelo. Sin embargo, si algo comparten ambos libros es la misma inquietud por
la experiencia estética del migrante andino en la ciudad. Es decir, más allá de
su, hasta cierto punto, exterioridad respecto a las corrientes literarias
descritas en este panorama, los poemarios de Espejo y Alwa pueden ser
considerados fundantes de una tradición literaria urbana, y como tales solo nos
es posible entrever la poética que instauran.
Hasta aquí estos apuntes para una historia de la
poesía boliviana actual. Más allá del postulado fundamental de este texto que
señala que el ingreso del internet al repertorio de la escritura poética marcó
una ruptura indudable entre la poesía de los noventa y la de los dos mil en
Bolivia, quiero aclarar algunas cosas. Como es obvio, todo discurso
historiográfico instaura su propia necesidad, y por lo tanto uno se podría
preguntar, ¿cuál la necesidad de una enumeración de datos y nombrescomo esta, elaborada
unilateralmente? Evidentemente los datos que he elegido resaltar tienen que ver
con las limitaciones de lo que conozco, pero especialmente con mi percepción de
lo que considero que es importante resaltar en esta historia. A ese respecto
puedo decirque, dado que decidí nuclear el texto sobre el postulado ya referido
y decidí centrarlo en la ciudad de La Paz, me parece que los datos proporcionados
se aproximan bastante a un buen argumento. A todo eso se suma, además, que hay autores
que razonablemente decidieron mantenerse al margen de todo el circo que siempre
significa la publicación y el relacionamiento con los círculos “letrados”
locales. Las disculpas con ellos quedan hechas.
[1]
Con “institucionalización” me refiero aquí no tanto a la institución pública,
porque más bien el neoliberalismo se caracterizó por privatizar el aparato
público, sino a lo “normalizado” en el sentido de que en una sociedad
organizada por la empresa privada, la mayoría de las actividades -el arte y la
cultura entre ellas- tienden, al menos en lo aparente, a ordenarse en torno a
los conceptos de costo/beneficio.
[2]El
haber crecido en los noventa, como muchos de los escritoresjóvenes que menciono
en estos apuntes, me procuró una visión de esa década teñida de cierto carácter
infantil que, sin embargo, no imposibilita que pueda identificar la relación que
tuvieron las expresiones culturales del periodocon la estética institucionalprivada
promovida por los gobiernos neoliberales. Por ejemplo, la lindísima revista
infantil El Chaski, dirigida por el escritor Manuel Vargas, y que incluía una
tira periódica de uno de los más importantes animadores gráficos nacionales,
Jesús Pérez, se convirtió enuna revista oficial de la reforma educativa del
primer gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada cerca de 1995. Ejemplos como ese,
que escenifican el estrecho vínculo entre la empresa privada y las expresiones
culturales,pueblan la memoria de mi infancia y apuntan al auge que vivió la
producción audiovisual del momento. Los canales televisivos y radiales
renovaron sus imágenes y comenzaron a producir una buena cantidad de programas
que luego serían paradigmáticos de la cultura mediática nacional: la Tribuna Libre
del Pueblo, De Cerca,Sábados Populares,Disca y Ve, Acento Latino,etc., o series
como La bicicleta de los Huanca. De hecho, uno de los fenómenos políticos cruciales
en el decenio, Condepa, estuvo intrínsecamente relacionado con ese auge,
mientras otros fenómenos que reforzaron fuertemente la identidad nacional como
la participación de la selección boliviana en el mundial de 1994 confirman su
importancia. Al mismo tiempo, y en conexión directa con las reformas
neoliberales, la academia multiculturalistase construyó como la base doctrinal
del nuevo estado de cosas respecto a la cultura. Uno de sus objetos de estudio
favoritos fueron los medios de comunicación (en Bolivia un ejemplo de eso fue el
trabajo académico de Erick Torrico) y además fue el sustento sobre el que se
construyó una extensa red institucional coordinada por las oenegésque
suministraban la mayor parte de los recursos destinados a la investigación y
las artes.
[3]
De hecho, el texto de Juan Carlos Ramiro Quiroga incluido en Siesta Nacional es
una especie de manifiesto generacional en el que deja clara la relación crítica
que existe entre la escritura poética del periodo respecto a las, para ese
momento, recientes primeras reformas neoliberales.
[4]Entre las revistas ausentes en este análisis resalta sin
duda la Mariposa Mundial, a la que considero una de las más importantes
publicaciones literarias del siglo XX e inicios del XXI en Bolivia. Sin
embargo, creo que su pertinaz rescate de autores olvidados y su interés en la
recuperación de la tradición literaria no la hacen susceptible de ser incluida
en un análisis como este, que tiene como intención pensar las poéticas
emergentes en las décadas de los noventa y los dos mil. Al respecto de la
importancia de esa publicación, esbocé algunas ideas en mi artículo“Buscando el
de profundis en la lectura de la historia cultural boliviana”. Cp. BELLO,
Giovanni. “Buscando el de profundis en la lectura de la historia cultural
boliviana”. En: Chávez, Benjamín (Ed.), Revista
Piedra de agua No. 12 (julio-agosto, 2015). La Paz: Fundación Cultural del
Banco Nacional de Bolivia.También podría decir lo mismo respecto a la poesía de
Rodolfo Ortiz, director de la revista. Si bien se lo puede considerar, al igual
que a Chávez, en tránsito entre generaciones, la dificultad de clasificar su
poética me imposibilita incluirlo en la descripción hecha de los autores de los
noventa (de cuyas antologías solo participa en Unidad variable como prologador) ni en la de los dos mil, con cuyas
características no tiene prácticamente ninguna conexión. Tal vez, si habría que
incluir la poesía de Ortiz, por ejemplo su La
corpulencia del tic, en alguna tradición, esa sería la que parte de los
cultores del surrealismo de los setenta, Guillermo Bedregal, Jaime Taborga y
Alvaro Diez Astete.
[5]
QUIROGA, Juan Carlos Ramiro (2009). “Crisis climática y el chat de los(as)
poetas”. Procedente de http://letras.s5.com/jcrq070709.html
[7]VELASQUEZ,
Mónica (2007). “Un paseo por la poesía boliviana desde mediados del siglo XX”. Revista Nuestra América, 3, 52-92.
http://bdigital.ufp.pt/bitstream/10284/2414/3/37-52.pdf
[8]MITRE, Eduardo. Pasos y voces:
Nueve poetas contemporáneos de Bolivia, ensayo y antología.La Paz: Plural,
2010. Hay pocos estudios serios sobre la poesía de los autores de los dos mil
citados en este trabajo. A parte del estudio de Mitre sobre Freudenthal,
algunos textos de Velásquez y J. Carlos Ramiro Quiroga y el ensayo sobre Lengua
Geográfica de Pamela Romano incluído en la compilación argentina Revers(ion)ado.
Ensayos sobre narrativas bolivianas, se puede mencionar la corta reseña de
Marcelo Villena de Lumbre de ciervos de Emma Villazón, publicado en la
revista La Mariposa Mundial, número 21. De hecho, Emma, quien estaba cursando
estudios de doctorado en Chile antes de su temprano fallecimiento, elaboró un
diagnóstico de la poesía boliviana, en el cual alude a algunos de los autores
mencionados en estos apuntes. Cp. VILLAZON, Emma (Agosto de 2015). “La poesía
de ayer y hoy en Bolivia”. Procedente de
https://hayvidaenmarte.wordpress.com/2015/08/11/la-poesia-de-ayer-y-hoy-en-bolivia/
[9]BARRIGA,
Julio (Diciembre de 2008). “La gira sin fin y el largo weekend de la anarquía”.
Procedente de http://editorialelcuervo.blogspot.com/2008/12/la-gira-sin-fin-y-el-largo-week-end-de.html
[10]QUIROGA,
Juan Carlo Ramiro, Ob. Cit.
[11]El
boom bloguero es muy importante para pensar este momento, lo que se puede
confirmar en el hecho de que incluso se organizaron reuniones de blogueros bolivianosen
La Paz y Santa Cruz desde el 2005 hasta finales de la década. El tema, en todo
caso, requiere una revisión exhaustiva. A propósito solo quisiera mencionar
algunos de los tipos de blogs sobre poesía que surgieron a partir de ese
momento: un primer tipo de blog tuvo la intensión de abarcarla producción
literaria del momento y de servir de espacio de diálogo, por ejemplo el blog poesía
boliviana poesíaboliviana.blogspot.com, dirigido por Laura Martínez e incluso
Ecdótica, llevado adelante por Marcelo Paz Soldán, y que se concentra más en la
producción de narrativa; hubieron blogs correspondientes a editoriales y grupos
como el de Yerba Mala, Rostro Asado o Pasanaku, solo por nombrar unos pocos; y por
último, varios autores crearon sus propios blogs, los casos, por ejemplo, de
Barrón, Freudenthal, Gareca,Romano, o incluso Juan Carlos Ramiro Quiroga.
Algunos de estos blogs siguen siendo actualizados por sus administradores.
[12]Se
podría objetar que siempre existió en la literatura nacional la voluntad de
hacer parte de corrientes continentales y que por ende no se podría decir que
la generación actual este más o menos interesada en eso que las generaciones
anteriores. Sin embargo, se puede constatar que la desconexión de los
escritores nacionales respecto a las corrientes poéticas continentales es proverbial.
Por ejemplo, si revisamos la antología de poesía neobarrocaMedusario, una de las más importantes antologías de poesía
latinoamericana de las últimas décadas, nos encontramos con el hecho, ya casi
asumido, de que no hay representantes de Bolivia. Si bien los autores que
integran esa antología pertenecen a las generaciones de los sesenta-ochenta, su
proyecto poético no tuvo prácticamente ninguna resonancia ni siquiera en los
noventa en nuestro país (con la excepción, tal vez, de Mendizábal). Eso es
importante porque los autores surgidos en los noventa en otros países
construyeron su proyecto poético en diálogo crítico con esas y otras corrientes
continentales, lo que obviamente no ocurrió en Bolivia, aunque en lo personal algunos
escritores nacionales desarrollaran relaciones amistosas con importantes autores
de países vecinos. En cambio, a partir de los dosmil, como señalé, Bolivia se
acopló rápidamente a proyectos como las editoriales cartoneras y en el ámbito
poético, por ejemplo, varios autores nacionales como Freudenthal o Filipovichcomenzaron
a dialogarcon la obra de autores de países vecinos y viceversa. Este hecho
explica que por ejemplo hace algunos años Género Aburrido publicara plaquetas
de importantes autores jóvenes del continente como el mexicano YaxkinMelchy o
el ecuatoriano Víctor Vimos.
[13]Respecto
al fenómeno de las cartoneras y la producción artesanal e independiente de
libros en el periodo recomendamos el documental sobre Yerba Mala Cartonera
elaborado el 2007 por el Colectivo 7 de Argentina y los miembros de la
editorial. Un análisis integral del fenómeno es el artículo de PabloLavayén
publicado en Metamorphoseón. Cp. LAVAYEN, Pablo. “Sobre las editoriales independientes y artesanales”. Metamorphoseon
1. Cochabamba: Rizomatika Ediciones
[14]
A este esquema, se le puede sumar dos hechos políticosde fines de la primera
década de los dos mil que escenifican la división entre estas dos fases. Por un
lado, varios jóvenes, involucrados de una u otra forma con el activismo
cultural urbano, participaron de la marcha indígena en defensa del Territorio Indígena
Protegido del TIPNIS y fueron reprimidos junto a los indígenas de tierras bajas
por el gobierno del MAS; por el otro lado, se acusó a algunos de estar
involucrados en atentados violentos efectuados contra propiedadesde la banca privada
por razones políticas en La Paz, por lo que se encarceló a unos y se allanaron
varias casas en búsqueda de material subversivo. Estos hechos tuvieron como
efecto inmediato un “entibiamiento” político de la actividad cultural joven
paceña.
[15]BELLO,
Giovanni. “Una antología de joven poesía boliviana y el ethos de la juventud”. En: Mixtape.
Selección de textos roqueristas 2010-2013. Cochabamba: Editorial Yerba Mala
Cartonera, 2013
[16]La
parte boliviana de Harawiq puede ser
descargada de https://www.scribd.com/document/268680298/Harawiq-Muestra-de-Poesia-Joven-boliviana-ecuatoriana-Seccion-Bolivia
y Aquí la nieve es química de https://poesiabolivianacontemporanea.bandcamp.com/album/aqu-la-nieve-es-qu-mica.
Para ejemlosde poesia boliviana por Internet te invitio a leer: http://www.palabrasmas.org/index_old.php
ResponderEliminarcon textos de entre 2002 y 2006
Y www.palabrasmas.org para la versión actual.