Un hombre que ahora dá miedo
y al que sólo se puede complacer
bajando totalmente las defenzas.
Un hombre de cuidado,
mezcla de azúcar refinada y
algún metal esmerilado,
de sonrisa lejanda, de risa calculada,
de tristeza gris,
de espontaneidad meticulosamente
calculada,
de superada modestia,
de ingnominiosa vanidad,
de duras críticas que pudieran ser ciertas,
Sr. poseedor de toda la verdad.
De elegida falta de visión y
de cruel realidad racionalizada,
premeditada y escogida creencia
como quien sabe en lo que debe
creer para ser feliz o (aún) algo más porque él lo sabe y
y yo lo sé pero para él (el amor) es un aditivo y para mí
(el amor con él que no siente nada)
es un paso en el vacío,
un saborizante con sabor a químico.
En un momento de mi vida él fue algo más,
un brazo fuerte, una sonrisa amable,
una inapetencia inocente,
unas ideas interesantes,
una teoría de conjuntos donde estuvo muy cerca de mi vida...
Y tuve la suerte de conocerlo así y me ayudó a arreglar
las tejas abiertas cuando había lluvia..
Y tuve la suerte de conocerlo así
pero ya no queda del hombre el mismo,
ya es otro,
o tal vez siempre fue así
y yo no ví como me veía y ahora que lo sé
conozco más de él que él a mí.
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