Desde tiempos inmemoriales
cuando los dinosaurios bailaban morenada
y ban(da)das de pterodáctilos
tocaban acompañadas de bombos
hechos de cuero de megaterio
hasta que hoy
con absoluto recato
las codornices se acomodan en perfecto orden en sus
graderías
y hasta llegan turistas que con altiva mirada de
águila extranjera
se quedan picoabiertos y a la sombra
cuando se abren las extensas alas del cóndor de los
andes.
También en el público se acomodan las chinchillas
y las gallinas en estrepitoso ruido
hasta que inaugurando con fuego en la boca
Perro Petardos encabeza la comitiva ceremonial de los
carnavales.
Detrás de él un cargamento de platería
se exhibe sobre una ancestral coraza de gliptodonte.
El toro lucifer y su vaca supay
presiden la corte de ágiles y disciplinadas tarucas.
Ñus, cebúes y bisontes
arman en la diablada
la tropa internacional de cornudos.
Las virtudes son siete perritas con alas
y los jukumaris son simplemente jukumaris.
La más bella ñusta de Oruro
es una mariposa con alas blancas y azules.
Los quirquinchos ponen a la vista sus matracas de nuez
y saltan pariwanas en los tobas con taparrabos de piel
humana.
El pujllay es de los escarabajos
con banda de gorgojos y platilleros cien pies.
Inquietos colibríes persiguen
ansiosos de néctar
las flores que custodian zorras y gatas en los
caporales.
Los mapaches hacen gala de sus antifaces en la
cullaguada,
mientras las llamas ríen cuando los chanchos bailan la
llamerada.
Los altivos suris usan capa y monóculo para bailar
doctorcitos.
Las lagartijas extravían sus colas en la lenta danza
de los incas
mientras antílopes llegados desde el África brincan
con los kallawayas.
El gato cuetillo maulla con los mohozeños y dobletea en
los tinkus.
El ratón serpentina toca tambor en la tarqueada
Doce liebres arman bloque en los wititis.
Las vizcachas, a oreja parada, tamborilean con sus
colas para el tundiki.
Los alkhamaris en los cielos arman rondas flameando
wiphalas .
Mientras Jukus y leqe leqes pelean por su antigüedad
en los tablasicus.
Algunos osos beben miel hasta caerse
y las gallinas empiezan a cacarear
porque les rompen los huevos
quienes caminan y no dejan proseguir la peregrinación.
La ciudad no calma en estrépito y encanto.
Las arañas bordan capas y petos para el siguiente año
Hay trabajo hormiga desde el amanecer
y el fuego queda aguardando las qhowas
iluminando el tiempo circular de nuestra historia.
En el alba brilla la estrella de la mañana.
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