“Somos como todos los artistas de
nuestra actualidad una generación intrascendente. Dentro de una lógica de
visibilidad, Bolivia es la periferie cultural del continente y pasa por
fenómenos muy particulares. Así las ciudades del eje central se ven como la
puerta al resto del país y departamentos como Oruro, Sucre o Potosí son vistos
como la periferie de la periferie, pues los medios de comunicación propios del
quehacer cultural también se centralizan en ese eje central porque los
capitales radican allí, y los sistemas estéticos de crítica también se
centralizan, muchas veces apropiándose de esos esfuerzos que ven como lejanos.
Es un sistema que se repite en todo el mundo y a gran escala”.
En el mes de julio, con motivo del Día
Del Odio, ANF realizó una entrevista al kolectivo Perro Petardos. Allí salieron
a flote dos conceptos: LOS SISTEMAS CULTURALES Y LA GENERACIÓN INTRASCENDENTE,
que en este artículo profundizaremos. En ambos casos podría considerarse
revelada ya una marginalidad temporal y espacial, sin tomar en cuenta que ya de
por sí, el arte en nuestra cultura o culturas es una marginalidad, económica,
social y política en todas nuestras ciudades.
LOS SISTEMAS CULTURALES
El arte, las artes o la cultura,
crean una estructura que hace visibles picos y abismos, DIMENSIONES, tal cual
en una escultura abstracta. Para no complicarnos mucho en este escrito pongamos
solo tres de estas dimensiones sin entrar en algo más complejo: FONDO, FORMA Y
CIRCUNSTANCIA.
Cada uno de estos puntos de
vista, revelan sistemas específicos de pensamiento y concepto (fondo); de
método y canon (forma); y, por último,
de causas y efectos (circunstancia).
En los tres casos, y desde Kant,
tomamos tiempo y lugar como referentes ineludibles, bajo pena de caer en un
abstraccionismo morboso y justificativo de prejuicios dominantes.
No es novedad que en la plástica
y el arte visual el tema de género esté en boga, en cuanto a FONDO, o que en la
FORMA hay una ruptura en la tradición, de diferentes maneras. Pero, para
empezar, tomaremos nuestro sistema CIRCUNSTANCIAL. Veamos causas y efectos de
nuestra marginalidad porque son precisamente causas de tiempo y espacio las que
crean efectos en fondo y forma.
Metafóricamente, como adelantamos
en la entrevista, yendo al caso específico de Oruro, que también sirve de
ejemplo para Potosí o Sucre, pongamos que el primer artista marginal (fuera del
eje central) camina por su sendero, tratando de salir al camino carretero de
terraplen, donde el segundo artista marginal (el perteneciente al eje central)
camina en búsqueda de la carretera pavimentada para encontrar un bus que lo
lleve. En la carrera pavimentada ya está caminando el tercer artista marginal,
latinoamericano y el migrante, hacia la ciudad más cercana (llámese bienal de
Venecia, premio Cervantes o cualquier escenario de reconocimiento
internacional), donde todos pueden morir en paz y tener una lápida bonita, que
garantizará que sus nombres aparezcan en el frontis de una escuelita o con
suerte una universidad.
De acuerdo a esto, nos
enfrentamos a una visión de arte totalmente dependiente de occidente y de
centralidad de la metrópoli. Pasa lo mismo con las regiones de Chile con respecto
a Santiago, o las provincias de Argentina frente a Buenos Aires o todo el sur
este y este peruano con respecto a Lima. Por la centralización y acopio de sus
proximidades, que muchas veces son hegemonías y apropiaciones conscientes e
inconscientes de forma despiadada por la condicionalidad económica que define
los medios (galerías, infraestructura, centros de formación y otros de
mantenimiento estatal) y por tanto forma los criterios dominantes. Esto otorga
una carga de dependencia estética y temática multiplicada que pesa sobre las
espaldas del primer artista marginal de nuestro ejemplo.
Como se ve, no es un fenómeno propio
del paceñismo, o del eje central, pero se aplica perfectamente. Tomemos solo
como referencia la centralidad del patrimonio inmaterial (con un asombroso
vacío conceptual Gran Poder, Urkupiña, bajo el canon de la proximidad referente
al Carnaval de Oruro y frente a la imposibilidad de trasladar patrimonios
materiales como la Casa De La Libertad o la Casa De La Moneda, administrados por
la Fundación BCB, que si los medios lo permitieran también serían trasladados a
este monopolio).
Como dijimos no es un fenómeno
propio del eje central pues Puno y la Tirana actúan de la misma manera y Buenos
Aires también lo hará. A esto, para que se vea que el ejemplo no es ilusorio, apuntemos
tangencialmente, que el poder económico de los países orientales, han entrado
en un margen de apropiación y alienación cultural tan extremo que han
trasladado castillos franceses completos al Asia. Otro ejemplo de este saqueo
de la marginalidad es el Museo Británico que le ha quitado tantas otras cosas a
las naciones del mundo. Por supuesto no es una cuestión de conocimiento o de
estética, en última instancia, sino está dentro de la fenomenología del poder.
Se suma la característica
centralista económica de la dinámica cultural del país: Ministerio de Culturas,
la cooperación internacional, AECID, Alianza Francesa, las ongs, las
fundaciones. Todo este capital destinado a cultura tiene un impacto menor al
10% (que es mucho decir) en otras ciudades. Esto ocasiona también una
dependencia laboral del área cultural.
Tampoco debe entenderse como un
lloriqueo pues este artículo no le está pidiendo cuentas ni limosna a nadie. Porque
existe una visión de atraso cultural respecto de nuestras ciudades precisamente
por el monopolio de medios económicos y no económicos que los causantes
imponen. Así la prensa nacional vive mirando su ombligo todo el tiempo. Se
escribe una historia del arte, del rock y de todo desde esa centralidad.
Los efectos de la dependencia se
orientan a la estética, en fondo y forma, debido a que el sistema no solo es
asimilado positivamente por los centros activos del sistema, sino también por
los pasivos. En nuestras ciudades no faltan quienes se han tragado el complejo
de inferioridad e importan el “éxito” para sentirse más cerquita de lo que se
llama progreso. Y también quienes ya han hecho alguito de fama buscan un jalón
hacia España o las galerías de Nueva York. El sentido pueblerino se replica
hasta el final de los niveles.
Así como se ha logrado en
nosotros una dependencia tecnológica se ha logrado una dependencia estética. En
el caso específico de Bolivia cada uno de nosotros puede puntualizar la
marginalidad desde su propia vivencia.
LA GENERACIÓN INTRASCENDENTE
En el caso de PERRO PETARDOS, marginados
temporal y espacialmente, y bajo la conciencia de los sistemas. Podemos decir
que los sistemas funcionan, pero no para nosotros. Porque NOS VALE MIERDA. Eso
nos da la libertad suficiente para entrar a otra época luego de estos cinco
años y repensar el mundo a partir de estas conjeturas.
Temporalmente el siglo XX ha sido
muy rápido y ha probado de todo. La originalidad en este tiempo es aventar una
roca más al abigarrado paisaje.
Espacialmente estamos en el fin
del mundo pero tampoco estamos para pedir caridad a nadie.
¿Queda volcar nuestra
marginalidad y hacer marginal al mundo? Creo poder una respuesta en el
manifiesto TREN ESPIRAL, que pronto publicaremos por el blog.
Acerca de nuestros sistemas
culturales este artículo tiene un apéndice que habla del fenómeno Jaime Sáenz y
el sistema cultural literario boliviano.
SERGIO GARECA
Agosto 2015
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