martes, 18 de agosto de 2015

LA GENERACIÓN INTRASCENDENTE



“Somos como todos los artistas de nuestra actualidad una generación intrascendente. Dentro de una lógica de visibilidad, Bolivia es la periferie cultural del continente y pasa por fenómenos muy particulares. Así las ciudades del eje central se ven como la puerta al resto del país y departamentos como Oruro, Sucre o Potosí son vistos como la periferie de la periferie, pues los medios de comunicación propios del quehacer cultural también se centralizan en ese eje central porque los capitales radican allí, y los sistemas estéticos de crítica también se centralizan, muchas veces apropiándose de esos esfuerzos que ven como lejanos. Es un sistema que se repite en todo el mundo y a gran escala”.

En el mes de julio, con motivo del Día Del Odio, ANF realizó una entrevista al kolectivo Perro Petardos. Allí salieron a flote dos conceptos: LOS SISTEMAS CULTURALES Y LA GENERACIÓN INTRASCENDENTE, que en este artículo profundizaremos. En ambos casos podría considerarse revelada ya una marginalidad temporal y espacial, sin tomar en cuenta que ya de por sí, el arte en nuestra cultura o culturas es una marginalidad, económica, social y política en todas nuestras ciudades.
 
LOS SISTEMAS CULTURALES
El arte, las artes o la cultura, crean una estructura que hace visibles picos y abismos, DIMENSIONES, tal cual en una escultura abstracta. Para no complicarnos mucho en este escrito pongamos solo tres de estas dimensiones sin entrar en algo más complejo: FONDO, FORMA Y CIRCUNSTANCIA.
Cada uno de estos puntos de vista, revelan sistemas específicos de pensamiento y concepto (fondo); de método y canon (forma);  y, por último, de causas y efectos (circunstancia).
En los tres casos, y desde Kant, tomamos tiempo y lugar como referentes ineludibles, bajo pena de caer en un abstraccionismo morboso y justificativo de prejuicios dominantes.
No es novedad que en la plástica y el arte visual el tema de género esté en boga, en cuanto a FONDO, o que en la FORMA hay una ruptura en la tradición, de diferentes maneras. Pero, para empezar, tomaremos nuestro sistema CIRCUNSTANCIAL. Veamos causas y efectos de nuestra marginalidad porque son precisamente causas de tiempo y espacio las que crean efectos en fondo y forma.
Metafóricamente, como adelantamos en la entrevista, yendo al caso específico de Oruro, que también sirve de ejemplo para Potosí o Sucre, pongamos que el primer artista marginal (fuera del eje central) camina por su sendero, tratando de salir al camino carretero de terraplen, donde el segundo artista marginal (el perteneciente al eje central) camina en búsqueda de la carretera pavimentada para encontrar un bus que lo lleve. En la carrera pavimentada ya está caminando el tercer artista marginal, latinoamericano y el migrante, hacia la ciudad más cercana (llámese bienal de Venecia, premio Cervantes o cualquier escenario de reconocimiento internacional), donde todos pueden morir en paz y tener una lápida bonita, que garantizará que sus nombres aparezcan en el frontis de una escuelita o con suerte una universidad.
De acuerdo a esto, nos enfrentamos a una visión de arte totalmente dependiente de occidente y de centralidad de la metrópoli. Pasa lo mismo con las regiones de Chile con respecto a Santiago, o las provincias de Argentina frente a Buenos Aires o todo el sur este y este peruano con respecto a Lima. Por la centralización y acopio de sus proximidades, que muchas veces son hegemonías y apropiaciones conscientes e inconscientes de forma despiadada por la condicionalidad económica que define los medios (galerías, infraestructura, centros de formación y otros de mantenimiento estatal) y por tanto forma los criterios dominantes. Esto otorga una carga de dependencia estética y temática multiplicada que pesa sobre las espaldas del primer artista marginal de nuestro ejemplo.  
Como se ve, no es un fenómeno propio del paceñismo, o del eje central, pero se aplica perfectamente. Tomemos solo como referencia la centralidad del patrimonio inmaterial (con un asombroso vacío conceptual Gran Poder, Urkupiña, bajo el canon de la proximidad referente al Carnaval de Oruro y frente a la imposibilidad de trasladar patrimonios materiales como la Casa De La Libertad o la Casa De La Moneda, administrados por la Fundación BCB, que si los medios lo permitieran también serían trasladados a este monopolio).
Como dijimos no es un fenómeno propio del eje central pues Puno y la Tirana actúan de la misma manera y Buenos Aires también lo hará. A esto, para que se vea que el ejemplo no es ilusorio, apuntemos tangencialmente, que el poder económico de los países orientales, han entrado en un margen de apropiación y alienación cultural tan extremo que han trasladado castillos franceses completos al Asia. Otro ejemplo de este saqueo de la marginalidad es el Museo Británico que le ha quitado tantas otras cosas a las naciones del mundo. Por supuesto no es una cuestión de conocimiento o de estética, en última instancia, sino está dentro de la fenomenología del poder.
Se suma la característica centralista económica de la dinámica cultural del país: Ministerio de Culturas, la cooperación internacional, AECID, Alianza Francesa, las ongs, las fundaciones. Todo este capital destinado a cultura tiene un impacto menor al 10% (que es mucho decir) en otras ciudades. Esto ocasiona también una dependencia laboral del área cultural.
Tampoco debe entenderse como un lloriqueo pues este artículo no le está pidiendo cuentas ni limosna a nadie. Porque existe una visión de atraso cultural respecto de nuestras ciudades precisamente por el monopolio de medios económicos y no económicos que los causantes imponen. Así la prensa nacional vive mirando su ombligo todo el tiempo. Se escribe una historia del arte, del rock y de todo desde esa centralidad.
Los efectos de la dependencia se orientan a la estética, en fondo y forma, debido a que el sistema no solo es asimilado positivamente por los centros activos del sistema, sino también por los pasivos. En nuestras ciudades no faltan quienes se han tragado el complejo de inferioridad e importan el “éxito” para sentirse más cerquita de lo que se llama progreso. Y también quienes ya han hecho alguito de fama buscan un jalón hacia España o las galerías de Nueva York. El sentido pueblerino se replica hasta el final de los niveles.
Así como se ha logrado en nosotros una dependencia tecnológica se ha logrado una dependencia estética. En el caso específico de Bolivia cada uno de nosotros puede puntualizar la marginalidad desde su propia vivencia.
LA GENERACIÓN INTRASCENDENTE
En el caso de PERRO PETARDOS, marginados temporal y espacialmente, y bajo la conciencia de los sistemas. Podemos decir que los sistemas funcionan, pero no para nosotros. Porque NOS VALE MIERDA. Eso nos da la libertad suficiente para entrar a otra época luego de estos cinco años y repensar el mundo a partir de estas conjeturas.
Temporalmente el siglo XX ha sido muy rápido y ha probado de todo. La originalidad en este tiempo es aventar una roca más al abigarrado paisaje.
Espacialmente estamos en el fin del mundo pero tampoco estamos para pedir caridad a nadie.
¿Queda volcar nuestra marginalidad y hacer marginal al mundo? Creo poder una respuesta en el manifiesto TREN ESPIRAL, que pronto publicaremos por el blog.
Acerca de nuestros sistemas culturales este artículo tiene un apéndice que habla del fenómeno Jaime Sáenz y el sistema cultural literario boliviano.

SERGIO GARECA
Agosto 2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario