Nació de una estrella peluda
Amamantó lava hasta secar los volcanes
Masticaba carbón y bebía copajira
Corría a través de la bruma a exhibir su
corazón de roja brasa
De cachorro fue la limpia claridad del gruñido
ígneo
De maltón se consagró en la libertad indomable
de los cometas
Solo quedó el humo de su pasado y origen
mítico
cuando la transparencia del primer estruendo
avivaba fuero y ladrido
Fue perro fénix renaciendo del infierno
Oruro y sus cenizas
De ser ave su huevo hubiera sido la oscuridad
del mundo
Todos sabemos que era un meteoro glorioso
que aterrizó en la noche
y que su alma incandescente no alcanzaba el
sosiego
si no comía, engullía, trituraba y devoraba
el rojo fuego que dio vida a la luz sobre la
luz
Protestaba a voz viva la incendiaria consigna
de nuestra alma rebelde
Ya fuera ésta la de niños sin recreo
suficiente
ni desayuno escolar para su espíritu
o de ancianos crepitantes exigiendo el regreso
del tiempo
Asterión amarillo
Pasión viva del universo
La Diablada con toda su ferocidad
expandía su paraíso en combustión
para que él, fantasma de los resplandores,
pudiera sentirse libre
Guardián para siempre de los arenales
del faro, del Pie de Gallo, San Pedro y Agua
de Castilla
Perro Petardos que jamás tuvo dueño
Devorador del fuego
Subió a los micros
Aulló en las iglesias
Conoció caricias de mil manos
Royó nuestros santos huesos
y retornó a su vocación de bólido
para atravesar los cielos
tratando de tragarse al sol
Oruro, agosto 2015
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