La terrible pérdida de Emma Villazón para
la poesía nos ha conmovido a todos profundamente. Siendo de esas personas que
deja profunda huella, de manera trascendente por donde pasa, iniciando
septiembre recordamos su paso por Oruro hace cinco años.
Con motivo de una investigación acerca de Hilda
Mundy, nos visitó y nos acompañó en una lectura en Muro Tambo, y un par de
noches después a un concierto de Atajo en Casa de la Cultura.
Casualmente era el cumpleaños de Mau Wistu Vida, la
importancia de su visita para nosotros fue inminente: Bajo un árbol del parque
Bolívar, cerveza en mano, los tres comenzamos a hablar del Perro Petardos, y
es, a través de su visita, que empezamos a pensar el concepto que derivó en lo
que hoy es nuestro colectivo.
A continuación, transcribimos los poemas leídos la
noche del 6 de septiembre de 2010. De ellos, 3 son inéditos. Esbozo de S. el Escarbador que tiene variaciones y el primero que es
el conocido poema PARLAMENTO, que en estos días ha circulado mucho entre
nosotros. Esta es una versión anterior a la que aparece en Lumbre de ciervos y
que en su principal variante pone “dijo la niña transparente” en lugar de “dijo
aquella que se va”.
Sirva esta breve memoria como homenaje del
Colectivo Perro Petardos a una gran hermana en las letras y la Poesía, una
atalaya para mirar e intuir más allá.
SERGIO GARECA
Septiembre 2015
Parlamento
No se aleja quien nunca se va,
sale por la puerta real o irreal
y se despide en tono de lluvia ascendente o pájaro.
Nadie parte fácilmente y quizás nunca del todo
de instancias mayores, especialmente
del lugar del origen, de esa torre ambigua,
y amenazadora, siempre hambrienta de sueños
idénticos.
No hay quien no requiera tiempo y fricción
para alcanzar la corrida en pos de su lengua.
El punto de tensión entonces
no reside en la cantidad de escenas y abrazos que
aletean
o qué ciudad a medio día se abandona, sino con qué
perfiles, llaves, piernas de sombra y cielos
plegables
se parte, con qué
gigantes en sonrisas
—dijo la niña transparente
en la intersección del pájaro
Ese viejo
sueño de simetría (o el desvarío de las formas)
soñó que detrás
del sol inocente,
se extendía una llanura
donde los padres disfrutaban
de disfrazar a sus hijos de figurines
con los ojos cubiertos, los padrentein
daban forma a las caprichosas formas
los estiletes de sus manos soplaban
pulían y cortaban, acarreando comida
por los pasillos de lo temprano
pura miel salada chorreaba
desde lo denso de las bocas, y la luna
aceptaba tales educaciones
soñó además que detrás
de la casa seria (con gatos sobre musgo
en el techo) había un prisma
una filosofía en el fondo
un teatro esquelético
donde se conjugaban todas las fuerzas y un tesoro:
todo pasaba por el hueco de ese ojo absorbente Todo
hasta los vestidos ordenados por colores
como un estornudo de la Ciencia; las formas
eran ya siluetas cúbicas hinchadas de deseo
móviles y abiertas
podrían aullar
o arderían una costa
ya balbucían burbujas
con pelaje en niño y niña:
palabras de ríos diferenciados
—era la caída de las formas!
aunque ellas reían peligrosas y señalaban la Cruz
del Sur
como un suceso natural
Esbozo de S.
el escarbador
Escarba
a cualquier hora,
ya lo roce lo liviano o áspero, con gallinas o
lluvia,
apoyado en una estaca, registrando
las conversaciones hervidas en casa.
Escarbar es su oficio. Quisiera desenterrar
el contenido de cada escena con cortinas y barro. Un
cierto contenido, espeso.
Yo desentierro, te desentierro, los desentierro y
los pinto,
parece decirme al mirarme escarbándome, aunque a sí
mismo
no puede. No me hagas caso,
ese no es el punto, sino la historia
desde el otro ojo. Claro.
Cada vez que escribo siento que me acerco
a una puerta diáfana, a un estanque de agua—femenina—(?),
aunque luego. Deberías titular la obra:
la vida está oculta.
Górica, o la
clausura de un fantasma
Vino una lluvia de viajes,
paredes con escalofrío, círculos.
Él se hizo casi un árbol hablando
desde el fondo de un paisaje inerme.
Yo tuve que ayudarla a Ella a guardar un fantasma
en las alacenas, debajo del lavaplatos.
Entre las dos hicimos fuerza, empujamos al
fantasma,
lo doblamos. Agachadas vimos entre las rendijas de
las puertas
su gordura blanca, grumosa. La tarea no merecía
explicación.
Poseíamos un fantasma y había que archivarlo.
Cuando su mano huía, la metíamos de nuevo, y se nos
deslizaba parte de su cadera,
por lo que teníamos que luchar contra su
resistencia.
Por entonces, el casi árbol, sentado en la mesa,
era tallado por sus propios hijos como a un palito
de madera.
Todavía había una luz que sostenía a las flores
para que no se cayeran.
Ella decía que podía controlar al fantasma desde
sus sueños;
yo tenía pesadillas: trataba de descifrar el
lenguaje
en que me hablaba el fantasma: cómo movía su cara
tan conocida, tan real.
(Supongo que a esto algunos llamarán <<entrar
en la experiencia>>)
Losórganos
Del hocico ellos te metieron en la carrera,
ir hasta el fondo de un taller para corazones
buenos.
Te encargaron su sudor y lo lamiste; sus penas
e hiciste odas; no veías más puertas.
La carrera mandaba entrar al río sin mojarse,
cruzar por una aguja de paja sin doler,
probar un pastel sin que estallaran losórganos
la vida normal con los objetos en su lugar
y los pies a favor de nada.
Aun que de noche los chicos se templaban
en inmersiones ascendentes plateadas,
igual no veías las puertas. Una niña, con años
pisados,
por suerte trajo la hora en que
la carrera se deshacía, se auscultaba
con dedos en la noche. La niña comenzó a
preguntarse,
entonces, hasta dónde podrían llegar losórganos,
cuáles serían sus límites, cuántas hojas los
cubrirían,
cuánto estupor habría al arribar a ellos.
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