“La ideología es un estado de
ánimo”
Walter Clemente Elio
En octubre de 2003, Bolivia amaneció roja, de sangre e ideas. De repente
se puso azul, un azul que de pronto se pone rancio y ya no se sabe que cosa nos
espera después. Es increíble como la máquina trituradora de la historia se
traga consignas cuando ya están suficientemente masticadas y amargas o
desabridas; o las escupe simplemente sobre su propia tierra.
Sabemos que está demás decir que desde siempre hemos tenido distintos
estados de humor, liberalismos, nacionalismos, indigenismos; y siempre hemos
festejado el triunfo y la caída del mismo mesías. Un ídolo sin rostro al que se
le otorga el derecho de darnos esperanza y por tanto cuanta decepción pueda
nacer del tiempo y el cansancio.
Si algo hay de constante en nuestro estado de humor como país es nuestra
inconsecuencia. Desde que a alguien se le hubiese ocurrido remojar a morenitos
en quesillo de leche de oveja, hasta el nuevo cerco. Pero es un carácter
natural en el ser humano. Muerto el ídolo anterior, como bien dice Nietzsche,
podríamos tranquilamente a un burro. Como que lo hemos hecho siempre, como que
podríamos hacerlo nuevamente.
Después de todo el despelote ideológico que representa nuestra historia,
después de los conflictos con los médicos sólo podemos entender que los
discursos raciales, la vendetta política y el simple cansancio están a flor de
piel y de manera tan abigarrada que por un lado cabemos ultra izquierdistas
radicales con el más rancio cholo ario, el pro y el contra, el resentido y al consentido
social, el mengano, el zutano y el vegano. Mientras del otro lado el burócrata,
el vivillo y el inocente mirón de la alegría. Sin respuesta ni paradigma.
Tanto que lo único cierto por el momento es la incertidumbre. Todos están
malhumorados por una razón diferente. A unos les sobra soberbia y a otros,
cobardía. Nuestras ideas y temperamentos son de tantos colores que lo único
predecible es un horrible marrón. La revolución nos salió mal. ¿Cómo amaneciste
de ánimo este año país debajo de ese mandil blanco?
SERGIO GARECA
ORURO, ENERO 2018
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