jueves, 4 de enero de 2018

LAS FIESTAS DE PERRO PETARDOS


Con la muerte de Mayra Mendoza termina una época de nuestras vidas. Lo que más recuerdo es esa su risotada en el centro de la fiesta como que la felicidad siempre estaba presente. Recuerdo algunas entre otras, y aunque no en todas estuvimos todos juntos fueron muy divertidas.
Recuerdo la fiesta punk en Café Sur justamente en diciembre de hace algunos años. Característica de la orureñidad eso de festejar a patadas. Recuerdo otra cuando estaba el tributo a Red Hot Chili Pepers, fui a felicitar a la banda y me caí sobre la batería. Otras cuando fuimos a una promoción y todos estaban tan aburridos pero terminamos por robarnos la fiesta; o esa otra en cuando en el karaoke, Quiño, Ale y yo hacíamos la banda imaginaria del Mau Wistu Vida y las chicas fingían el groupie también. Una de esas tantas noches que había sobaquera y pedíamos jarras mágicas que jamás se terminaban. Desde siempre traficantes de licor.
También recuerdo nuestra fiesta caníbal en Pumiri, con la armónica ecuatoriana de José Luis Macas, la percusión de Manuel Rojas, el junior haciendo despelote con el bombo. Todos en círculo dando vueltas mientras Nelly acuchillaba una Biblia y todos gritaban 666. Un total aquelarre. La fiesta de compadres donde nos dieron corbata de perritos. O mi matrimonio en el cual había una terrible ronda de baile con YMCA, y Michael Jackson, donde alguien se lanzó de mezanine encima del Mauri, el Ale dando vueltas con su muleta. Hasta la memorable inauguración de la Llama Enojada. O las presentaciones de mis libros que en más de una ocasión necesitaron bidón en lugar de botellas.  
Quizá muchas de esas fiestas rondaron en torno a la música de Carlos Villegas y es ese el sound track de todo ese tiempo que no creo que vuelva por las tantas cosas, diferencias, indiferencias y cariños maltratados también. Pero quedan en la memoria como tiempos felices.  
Quedan fotogramas espléndidos en mi memoria. Lulhy sonriendo en un año nuevo, el Jaime ingresando con petardos en la promo del Dante, el Dante siendo levantado en brazos en el 77, el Junior y sus acrobacias chichas, el striptease del Rubens, el tango de Pedro y Angie, las seis despedidas a la Liz Estrella, el juego del abogado en el cumpleaños de Mayra, el mijail sangrando de la nariz después de que quise tomar un kínder por la fuerza, el Chinta siempre cuidando a la jauría, el José tirando sus poemas a los charcos para amenazar una iglesia evangélica, el Renan y sus aterrizajes forzosos, nuestro reciente Salas ayudándonos en la Llama. Son realmente muchas cosas. Y sobre todo, nuevamente, la risa de Mayra en el centro de todo nuestro Apocalipsis. ¿A poco no?
¿Cuáles serán las nuevas aguas bajo este puente?

SERGIO GARECA
DICIEMBRE 2017


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