Con la muerte de Mayra
Mendoza termina una época de nuestras vidas. Lo que más recuerdo es esa su
risotada en el centro de la fiesta como que la felicidad siempre estaba
presente. Recuerdo algunas entre otras, y aunque no en todas estuvimos todos
juntos fueron muy divertidas.
Recuerdo la fiesta
punk en Café Sur justamente en diciembre de hace algunos años. Característica
de la orureñidad eso de festejar a patadas. Recuerdo otra cuando estaba el
tributo a Red Hot Chili Pepers, fui a felicitar a la banda y me caí sobre la
batería. Otras cuando fuimos a una promoción y todos estaban tan aburridos pero
terminamos por robarnos la fiesta; o esa otra en cuando en el karaoke, Quiño,
Ale y yo hacíamos la banda imaginaria del Mau Wistu Vida y las chicas fingían
el groupie también. Una de esas tantas noches que había sobaquera y pedíamos
jarras mágicas que jamás se terminaban. Desde siempre traficantes de licor.
También recuerdo
nuestra fiesta caníbal en Pumiri, con la armónica ecuatoriana de José Luis
Macas, la percusión de Manuel Rojas, el junior haciendo despelote con el bombo.
Todos en círculo dando vueltas mientras Nelly acuchillaba una Biblia y todos
gritaban 666. Un total aquelarre. La fiesta de compadres donde nos dieron
corbata de perritos. O mi matrimonio en el cual había una terrible ronda de
baile con YMCA, y Michael Jackson, donde alguien se lanzó de mezanine encima
del Mauri, el Ale dando vueltas con su muleta. Hasta la memorable inauguración
de la Llama Enojada. O las presentaciones de mis libros que en más de una
ocasión necesitaron bidón en lugar de botellas.
Quizá muchas de esas
fiestas rondaron en torno a la música de Carlos Villegas y es ese el sound
track de todo ese tiempo que no creo que vuelva por las tantas cosas, diferencias,
indiferencias y cariños maltratados también. Pero quedan en la memoria como
tiempos felices.
Quedan fotogramas
espléndidos en mi memoria. Lulhy sonriendo en un año nuevo, el Jaime ingresando
con petardos en la promo del Dante, el Dante siendo levantado en brazos en el
77, el Junior y sus acrobacias chichas, el striptease del Rubens, el tango de
Pedro y Angie, las seis despedidas a la Liz Estrella, el juego del abogado en
el cumpleaños de Mayra, el mijail sangrando de la nariz después de que quise
tomar un kínder por la fuerza, el Chinta siempre cuidando a la jauría, el José
tirando sus poemas a los charcos para amenazar una iglesia evangélica, el Renan
y sus aterrizajes forzosos, nuestro reciente Salas ayudándonos en la Llama. Son
realmente muchas cosas. Y sobre todo, nuevamente, la risa de Mayra en el centro
de todo nuestro Apocalipsis. ¿A poco no?
¿Cuáles serán las
nuevas aguas bajo este puente?
SERGIO GARECA
DICIEMBRE 2017
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