Durante
años nosotros hemos mirado de soslayo y con bastante insana envidia el progreso
y la bonanza económica de Chile desde Bolivia. Al mismo tiempo hemos levantado
una muralla de falsa comunicación con el país que está inmediatamente conectado
con el nuestro, y que además como región orureña la tenemos como frontera
comercial más importante.
Sin embargo,
pocas veces hemos ahondado en lo que ocurría a nivel social en nuestro país
vecino. Nosotros tuvimos una bastante peleada asamblea constituyente. Ahora los
chilenos quieren otra. Veamos ambas realidades, desde el punto de vista social
y jurídico.
Como
bolivianos nosotros hemos tenido antes de la constitución vigente dieciocho reformas
constitucionales después de la de Simón Bolivar, herencia cultural de la
revolución francesa. Es decir, usamos el modelo de la ilustración y de la
legislación napoleónica.
De aquel
periodo solo hay el modelo de Estado de Montesquieu, basado en los tres
poderes.
“En cada Estado hay tres clases de poderes: el
legislativo, el ejecutivo de las cosas pertenecientes al derecho de gentes, y
el ejecutivo de las que pertenecen al civil”
Es el
Estado Moderno como lo conocemos.
Sin embargo,
entre la constitución francesa y la constitución norteamericana (del mismo
periódo, finales del siglo XVIII), hay una notable diferencia, y es que en un
principio los norteamericanos le dieron muchísimo más valor que otros al
derecho consuetudinario.
“Entonces, Márquez
Piñedo, de buena fe identifica el sistema estadounidense como un sistema de
derecho consuetudinario -o sea, casuístico o no escrito basado en las
sentencias de los tribunales que pueblan los estados de este país federal”.
Este es un
factor muy trascendente. Para la realidad que pretendemos mostrar.
Veamos
ahora, que antes de la era republicana, nosotros pertenecíamos a la Monarquía y
vivíamos bajo las leyes del derecho indiano. Y antes de eso vivíamos bajo las
leyes del tawantinsuyu.
Dentro de
nuestra historia jurídica particular en Bolivia esto ha acontecido en menos de
500 años. Lo cual puede parecer mucho ahora pero definitivamente es muy poco
para la historia de la humanidad y la historia del derecho. Más aún si contamos
que el orden jurídico del imperio Incaico tampoco estuvo mucho tiempo histórico
vigente en nuestra región. Mientras el derecho romano ha regido e influenciado
durante dos milenios en el mundo occidental.
El derecho
romano, se fue perfeccionando de acuerdo con toda la evolución política y
social de Roma y ha resuelto inimaginables cantidades de conflictos entre seres
humanos. Desde la propiedad de un esclavo hasta la paternidad de un niño. Esta
ha sido una tradición jurídica muy fuerte en todo el mundo occidental.
“El derecho Romano se ha constituido en la fuente principal de
la legislación Mundial y por supuesto de la nuestra que ha jugado y juega en la
actualidad un papel importante en la legislación ya que a pesar de los años se
ha constituido en la base principal de nuestra legislación, si medimos en
términos porcentuales podemos decir que el derecho romano se encuentra vigente
en un 60 a 70%, como se puede advertir con una fuerte incidencia”
Aquí
haremos un pequeño apunte de características de lo que esto significa:
1. No hemos tenido una tradición
jurídica uniforme al igual que Francia, (Tomando a Francia como una consecución
de la cultura occidental); ni lo tuvimos al momento de la asamblea
constituyente de este siglo.
2. Si entendemos que el derecho es un
conjunto de normas que rigen la vida de los seres humanos en sociedad,
encontraremos que ese conjunto de normas que nos rige en la sociedad boliviana,
goza de una vigencia emanada de esa asamblea constituyente, pero que no tiene
aplicación práctica en la sociedad porque nuestras normas sociales
consuetudinarias, son producto de usos y costumbres enriquecidos de a poco por
sus tres vertientes históricas. Vale decir, el derecho de los pueblos antes de
la conquista, vigente hasta nuestros días por usos y costumbres, el derecho
indiano de la corona española y el derecho republicano vigente cerca de 150
años.
3. Por tanto, podríamos decir que son
asuntos del pasado, pero son normas que se aplican ya en el inconsciente
popular y que son muy difíciles de separar una de otra.
Lo mismo
puede tranquilamente un abogado perfectamente positivista qowar su buffete en
primer viernes, que asistir a al tribunal y jurar sobre la biblia, para
autenticar el examen hecho por el instituto de investigaciones forenses.
Aquí
nosotros tenemos un gran problema, porque en los procesos judiciales no pueden
entrar como pruebas actos de brujería. Pero el inconsciente colectivo aún les
dará a los ritos un alto margen de credibilidad. Es decir, los criterios de
realidad son múltiples.
Lo que hace
que nuestras normas no sean nunca uniformes y que nuestra vida común y
corriente al verse regida por múltiples espectros de la razón y la cultura,
haga que no estemos gobernados por absolutamente nada. Y que al derecho
positivo no le quede nada más que la característica coercitiva de vivencia en
común muy en desmedro de las libertades individuales que fueron el primer
espíritu de las constituciones del mundo moderno.
Ya
acudiendo al texto de la constitución vigente y la inmediata anterior veremos
que su contenido no podía variar cualitativamente:
A) Reafirma el estado moderno y solo lo
modifica hacia un cuarto poder llamado ahora el órgano electoral.
B) Reconoce las mismas garantías y
derechos de la anterior constitución.
De manera
práctica no aporta jurídicamente en nada a la construcción de un nuevo país.
Solo tiene a su favor la emotividad de la intención de reformar nuestra
sociedad.
A) Sin aporte ideológico propio.
B) Sin aplicación práctica
Todo esto
sin poner en tapete las 36 culturas del Estado Boliviano.
2.
Por parte
de Chile podemos decir que Ellos no han tenido los mismos momentos jurídico
históricos que nosotros. Culturalmente Chile es un país mucho más uniforme que
Bolivia y actualmente pasa por una crisis que tiene que ver con las posiciones
ideológicas de contexto distintas.
Su realidad
cultural vista desde los pueblos originarios no es muy enriquecedora. Tienen a
los mapuches en el sur, a los aymaras en el norte y aun gran conglomerado de
población de migración europea que ya es independiente de sus lugares de origen
hace generaciones.
Allí llegó
almagro en busca de un lugar donde fundar la Nueva Toledo. El drama de la
araucana puede resumir el encuentro de esas dos naciones. Casi toda la
población prehispánica quedó exterminada y por tanto la herencia cultural de
Chile es plenamente occidental. Esto influye en lo jurídico pues se establece
de manera inmediata sobre los cimientos de occidente.
Su
nacimiento como estado independiente es de 1833. Por tanto, bajo el mismo
contexto histórico también tiene la influencia de la legislación napoleónica. El
estado moderno boliviano es el mismo estado en Chile.
1. Chile durante mucho tiempo está en
búsqueda de una identidad cultural que ha mirado con celosía a los demás países
con mayor cantidad de población originaria en el continente.
2. Es una sociedad con un amplio
sentido de culpa frente a los pueblos originarios. Recientemente ha nombrado
premio nacional de literatura a un mapuche. Es obvio que el momento histórico y
contextual ha influido para este nombramiento.
3. Todos los demás países han
experimentado una ola de populismo menos Chile, el país más europeo de América Latina.
4. La traumática pérdida de la
democracia con Pinochet contra Allende, crea un sentimiento de deuda histórica
pendiente, que se quiere saldar con una nueva constitución
Aquí nace
una pregunta inmediata:
¿Cuál
podría ser el aporte de una nueva constitución en chile en términos de teoría
del estado y derecho constitucional?
Así como en
el caso de Bolivia:
1. ¿Podrá socavar la estructura del
Estado moderno en base a los tres poderes del estado?
2. ¿Reformará los derechos y garantías
de los seres humanos habitantes de Chile?
A esto
podemos adelantarnos a conjeturar que tendremos como en el caso de Bolivia la
suplantación de un estado burgués por otro exactamente igual. Seguramente con
la incorporación de la jerga de nuestro tiempo: el lenguaje inclusivo.
Pero chile
tiene la necesidad de revolucionarse. Desea un cambio, pero no sabe qué cambio.
Bolivia, en
su intento de rehabilitar el pacto social ciudadano, continúa con un nuevo
estado más deficiente en términos de redacción y de estructuración al estado
anterior, porque nuestro texto constitucional ha engrosado en páginas, pero no
en claridad ni en soluciones.
Chile, ve
esto como un gran avance. Es decir que para los ojos de Chile hemos dejado de
ser un Estado Salvaje, somos ahora un nuevo Estado. Y quiere ponerse al día con
esa historia. Es interesante que Bolivia sea un referente. Pero es cierto.
Sin embargo,
no es más que la oportunidad de cometer su propio error.
SERGIO
GARECA
ORURO, 2021
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