martes, 3 de septiembre de 2013

PERIODISMO TELEVISIVO: UN CASO DE ENANISMO CRÓNICO

Mijail Miranda Zapata
(Cochabamba, 27 de Agosto)

Más allá del patético discurso que maneja la iglesia católica, o la venenosa radicalidad con que obran algunas activistas feministas, más allá de demostrarse que nuestra sociedad es incapaz de plantearse con seriedad debates complejos y verdaderamente importantes,  más allá de hacerse patente que nos es imposible mantenernos ajenos a consignas facilistas o discursos engolados y elocuentes, uno de los grandes destapes que ha provocado la discusión del aborto es el de un periodismo televisivo que padece un enanismo profesional crónico. Ninguna novedad, pero, ¿hasta cuándo tenemos que aguantarlos?

Me remito a dos muestras. Una periodista de la Red Uno Cochabamba, visita el hospital materno infantil del mismo nombre. En él consultan con el director cuántos abortos mal practicados se atienden al día. La respuesta alarma a la entrevistadora, dos a tres por día. Se filtra el comentario de que es un número muy alto. Al cerrar la nota se concluye que eso sucede en tan sólo uno de los nosocomios de la ciudad. ¿Qué sucede en el resto?, se preguntan. Y lo que en realidad tendrían que preguntar, a los profesionales médicos, dejando de lado morbosidades, es si todas esas mujeres se indujeron el aborto voluntariamente, o si fueron víctimas de consultorios clandestinos. La respuesta sería un rotundo no. Porque el aborto es una entidad del embarazo que puede presentarse por múltiples factores que no se corresponden necesariamente con una actitud que el padre Obermayer calificaría de homicida. No todos los abortos que se atienden en los hospitales han sido provocados. El director del Hospital Cochabamba lo aclaró, pero la gente de Notivisión prefirió irse por las ramas.

Algo similar ocurrió con una irrisoria “investigación periodística” de ATB. En ella se develaban los “oscuros entretelones de una red criminal de aborteros”. Cuando en realidad lo único que se hizo fue comunicarse con un solo anuncio, que tan irresponsablemente publican en las gacetas comerciales de los diarios, que ofrecía “soluciones” para los embarazos no deseados. La soberbia de la gente de ATB llegó a tal punto que afirmaron que su trabajo daba resultados, esto producto de la detención de uno de los jóvenes que facilitaba las “pastillas abortivas”. Quizás hasta este punto resulte aceptable la labor desarrollada por estos periodistas, dados los antecedentes en los que, siendo testigos de robos, golpizas y accidentes de tránsito, prefieren filmar los hechos para luego repetirlos hasta el cansancio, sin siquiera atreverse a intervenir.

Entonces descubren que las píldoras reciben el nombre de Cytotec, y que están siendo comercializadas ilegalmente en nuestro medio. Llega a tal punto su ingenuidad que celebran su proeza laboral, presentan el informe con orgullo, cuando la realidad demuestra que el Cytotec, su costo, sus propiedades y su efectividad en el incremento de la contractilidad uterina están ampliamente difundidos entre los jóvenes de todas las edades. Por otro lado, no se toman la molestia de indagar en que el Cytotec es en realidad el nombre comercial de un fármaco denominado genéricamente como Misoprostol. No aclaran, tampoco, que, aunque su uso obstétrico se ha extendido mundialmente, gracias a los bueno resultados obtenidos en la terapéutica de retención placentaria, abortos incompletos, trabajo de parto prolongado, este en realidad es un fármaco utilizado en el tratamiento de patologías gástricas. Estos son los periodistas que nos mantienen informados día a día.

24 horas después, en el mismo canal, presentan una entrevista anónima a una mujer que tuvo (¿eligió?) abortar. El titular era contundente: “Yo aborté”. El entrevistador no hizo más que escarbar en las consecuencias psicológicas y físicas que conlleva una interrupción del embarazo. Se habló de las crisis depresivas que provoca un aborto. Argumento usado hasta el cansancio y que omite otro síndrome muy conocido en el ámbito ginecológico y psiquiátrico: la depresión pos parto (acá un breve artículo al respecto http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0717-75262003000600006&script=sci_arttext). Finalmente rematan afirmando, sin ningún asidero médico científico, que esta mujer estuvo a punto de morir a causa de una hemorragia producida por un embarazo ectópico 6 meses después del aborto. Olvidaron, tenían que hacerlo, mencionar que los embarazos ectópicos surgen a partir de una multiplicidad de factores y casi ninguno asociado a un aborto previo. Olvidaron, también, que esta patología se presenta en aproximadamente 1 de cada 50 embarazos. Y principalmente olvidaron preguntar a la entrevistada por qué luego de un embarazo no deseado, que tuvo que interrumpir, no optó por usar algún método anticonceptivo que, por cierto, nuestros hospitales públicos brindan gratuitamente a todas las mujeres en edad fértil*. ¿Falta de información, quizás? ¿Por qué los medios masivos están más ocupados en el rating y en cuidar una falsa moral que en difundir información que promueva una sexualidad saludable y sin tabúes?

¿Por qué no indagar en el costo social de los abortos mal practicados? ¿Por qué no investigar en las limitaciones económicas que conlleva interrumpir un embarazo? ¿Por qué no hablar de lo riesgoso que resulta para las mujeres de escasos recursos someterse a procedimientos insalubres, mientras que personas con mayores ingresos pueden beneficiarse con técnicas y fármacos adecuados? ¿Por qué criminalizar a la mujer y sus decisiones? ¿Por qué lanzar bombas de humo sobre un tema tan difícil de discutir y sobre el que tendría que desplegarse toda la seriedad posible? ¿Por qué dar tanta cobertura a las “marchas por la vida” y omitir casi completamente otro tipo de voces? ¿Cuándo y por cuánto tiempo más los noticieros televisivos dejarán de lado el compromiso que asumieron con la sociedad, como periodistas, como cuarto poder del estado? ¿Cuánto tiempo más llenarán las pantallas de crónica roja, morbo y banalidad?

Uno siempre trata de darle soluciones fáciles a las incomodidades. Apagar el televisor en casa, punto final. Pero uno almuerza en la pensión de la esquina, por la tarde come su sándwich donde la casera, por la noche come en la broastería de la plaza y, en definitiva, uno tiene derecho a protestar contra tanta iniquidad alguna vez.

Todos se rasgan las vestiduras defendiendo la libertad de expresión y el derecho a llenar de basura nuestros hogares y uno termina por preguntarse: ¿Quién carajos defiende el derecho ciudadano a la información veraz, oportuna y de calidad?


 *Recientemente el Ministerio de Salud y Deportes ha incluido un nuevo método en su amplio abanico de opciones anticonceptivas. http://www.bolivia.com/vida-sana/sexualidad/sdi294/69735/salud-implementa-nuevo-metodo-anticonceptivo-denominado-implante-subdermico

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