Cuando nos
enteramos que había un NUEVO PERRO PETARDOS de Potosí, nos provocó pensar tres
cosas.
La primera: EL
PLAGIO
Solo a ladrones
ideológicos podría ocurrírseles semejante cosa. Siendo el Perro Petardos,
patrimonio orureño era inconcebible. Quisimos mandar un pliego petitorio, de
punto único, a COMCIPO, conminándolos a cambiarle de nombre al perro en un
máximo de 24 horas o íbamos a tomar medidas de hecho. Porque, radicalizados, ya
estamos.
Abandonamos esta
primera idea, por pelotuda.
La segunda: LA
HOMONIMIA
Puede ser que a
alguno de los marchistas se le hubiera venido a la mente el nombre gracias a
haberlo escuchado o leído en alguna parte y que, sin darse cuenta, lo nombraron
de nuevo. Así como tal vez hay un Jesús Camacho, o un Julio César huanca, o
Rubén Darío Tufiño, y ninguno tiene nada que ver con el verdadero Jesús, con
Julio César o Rubén Darío. Ejemplos como este llegan al paroxismo cuando oyes
que existe, de veras, un Hitler Mamani. Pero el nombre es solo una parte de la
identidad, no el todo.
Asimismo desechamos
esta idea.
La tercera: EL
FANTASMA QUE CAMINA
Al igual que en el
legendario comic “PHANTOM”, “El fantasma que camina”, que divulgaba el
periódico Presencia, nos dimos cuenta que en realidad no era otro perro y que
era el mismísimo Perro Petardos.
Valga la
oportunidad para explicar por qué nuestro Kolectivo lleva ese nombre.
Pudimos en un
principio barajar otro como “Colectivo cultural Luis Mendizabal Santa Cruz”, “Tambor
Vargas” o cualquier personaje histórico. Pero reconocimos que el ser humano
carece de solvencia moral suficiente y buscamos a un ser superior.
Entre charlas en el
parque Bolívar de Oruro, recordamos al maravilloso PERRO PETARDOS y escogimos
su nombre por también tres razones:
1. ERA UNA METÁFORA VIVA DE LA LIBERTAD. Al ser un perro distinto a los
suyos, aficionado a la pirotecnia, no tenía dueño y solo pedía amor, era un ser
POÉTICO que se alimentaba de fuego, era valiente y carecía de nuestras
debilidades.
2. REPRESENTABA EL ALMA DEL PUEBLO. Encabezaba la diablada, la marcha
justa o injusta y todos los desfiles como alférez de los estandartes. No era
extraño verlo dormir en la iglesia del socavón, en el faro de Conchupata,
pasando clases en Derecho y Economía, y era tan tierno con todos nosotros que
hasta se subía al micro de los entierros y se quedaba con el duelo hasta la
última lágrima.
3. ERA UN SER MÍTICO. En las antiguas culturas, mal llamadas salvajes, muchas
veces el animal era visto como una relación con la divinidad y con el sentido
misterioso de la vida que está en todos los seres. Lo vemos en Egipto y en los
indios norteamericanos. Pero a nosotros, que pertenecemos a una generación que
nació en la ciudad, que hemos olvidado ese contacto íntimo con la razón de ser,
que vivimos obnubilados por el progreso y hemos construido selvas de cemento,
¿qué nos queda? ¿qué puerta de retorno a aquello que llene nuestro profundo
vacío existencial, en una civilización sin cóndores ni águilas ni elefantes?
Pues EL PERRO CALLEJERO, el único que guarda esa relación con el mundo olvidado
protegiendo el instinto de la vida. POR ESO LO ASUMIMOS COMO TÓTEM en pleno
siglo XXI.
Nos quedamos con esta
última explicación, porque no es otro perro. Es el mismo espíritu que camina,
que cambia de cuerpo, de lugar, pero es el MISMO. Es más, convocamos a las
demás ciudades a que también lo encuentren. Es tierno y consecuente y nos hace
entender el sentido de las palabras amor y valentía.
Por eso también
homenajearemos al PERRO PETARDOS DE POTOSÍ, porque es mejor ser humano que los
potosinos, que los orureños, que los bolivianos y muchisisisisimo mejor ser
humano que nuestro señor presidente.
¡¡¡¡VIVA EL PERRO
PETARDOS CARAJO!!!!
ORURO, julio 2015