viernes, 31 de julio de 2015

SOBRE EL PERRO PETARDOS DE POTOSÍ





Cuando nos enteramos que había un NUEVO PERRO PETARDOS de Potosí, nos provocó pensar tres cosas.

La primera: EL PLAGIO

Solo a ladrones ideológicos podría ocurrírseles semejante cosa. Siendo el Perro Petardos, patrimonio orureño era inconcebible. Quisimos mandar un pliego petitorio, de punto único, a COMCIPO, conminándolos a cambiarle de nombre al perro en un máximo de 24 horas o íbamos a tomar medidas de hecho. Porque, radicalizados, ya estamos.

Abandonamos esta primera idea, por pelotuda.

La segunda: LA HOMONIMIA

Puede ser que a alguno de los marchistas se le hubiera venido a la mente el nombre gracias a haberlo escuchado o leído en alguna parte y que, sin darse cuenta, lo nombraron de nuevo. Así como tal vez hay un Jesús Camacho, o un Julio César huanca, o Rubén Darío Tufiño, y ninguno tiene nada que ver con el verdadero Jesús, con Julio César o Rubén Darío. Ejemplos como este llegan al paroxismo cuando oyes que existe, de veras, un Hitler Mamani. Pero el nombre es solo una parte de la identidad, no el todo.

Asimismo desechamos esta idea.

La tercera: EL FANTASMA QUE CAMINA

Al igual que en el legendario comic “PHANTOM”, “El fantasma que camina”, que divulgaba el periódico Presencia, nos dimos cuenta que en realidad no era otro perro y que era el mismísimo Perro Petardos.

Valga la oportunidad para explicar por qué nuestro Kolectivo lleva ese nombre.

Pudimos en un principio barajar otro como “Colectivo cultural Luis Mendizabal Santa Cruz”, “Tambor Vargas” o cualquier personaje histórico. Pero reconocimos que el ser humano carece de solvencia moral suficiente y buscamos a un ser superior.

Entre charlas en el parque Bolívar de Oruro, recordamos al maravilloso PERRO PETARDOS y escogimos su nombre por también tres razones:

1.       ERA UNA METÁFORA VIVA DE LA LIBERTAD. Al ser un perro distinto a los suyos, aficionado a la pirotecnia, no tenía dueño y solo pedía amor, era un ser POÉTICO que se alimentaba de fuego, era valiente y carecía de nuestras debilidades.

2.       REPRESENTABA EL ALMA DEL PUEBLO. Encabezaba la diablada, la marcha justa o injusta y todos los desfiles como alférez de los estandartes. No era extraño verlo dormir en la iglesia del socavón, en el faro de Conchupata, pasando clases en Derecho y Economía, y era tan tierno con todos nosotros que hasta se subía al micro de los entierros y se quedaba con el duelo hasta la última lágrima.

3.       ERA UN SER MÍTICO. En las antiguas culturas, mal llamadas salvajes, muchas veces el animal era visto como una relación con la divinidad y con el sentido misterioso de la vida que está en todos los seres. Lo vemos en Egipto y en los indios norteamericanos. Pero a nosotros, que pertenecemos a una generación que nació en la ciudad, que hemos olvidado ese contacto íntimo con la razón de ser, que vivimos obnubilados por el progreso y hemos construido selvas de cemento, ¿qué nos queda? ¿qué puerta de retorno a aquello que llene nuestro profundo vacío existencial, en una civilización sin cóndores ni águilas ni elefantes? Pues EL PERRO CALLEJERO, el único que guarda esa relación con el mundo olvidado protegiendo el instinto de la vida. POR ESO LO ASUMIMOS COMO TÓTEM en pleno siglo XXI.
 
Nos quedamos con esta última explicación, porque no es otro perro. Es el mismo espíritu que camina, que cambia de cuerpo, de lugar, pero es el MISMO. Es más, convocamos a las demás ciudades a que también lo encuentren. Es tierno y consecuente y nos hace entender el sentido de las palabras amor y valentía.

Por eso también homenajearemos al PERRO PETARDOS DE POTOSÍ, porque es mejor ser humano que los potosinos, que los orureños, que los bolivianos y muchisisisisimo mejor ser humano que nuestro señor presidente.


¡¡¡¡VIVA EL PERRO PETARDOS CARAJO!!!!

ORURO, julio 2015

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