- Todo funcionario público es un ser humano, pero es mucho menos que eso la mayoría de las veces.
- La única actitud sana con ellos es la hipocresía
- La burocracia es una bestia mucho menos noble que la poesía. En ojos de la poesía están las lágrimas limpias del mundo. Hay que domesticar a la burocracia, esa alimaña, de modo que no nos muerda la mano.
- Es de su complacencia tragar palabras amables y zalameras. Por tanto, hay que darles eso en primera instancia.
- Hay que tratarlos de usted, ya que no son amigos. Por eso mismo, hay que dudar siempre de ellos. El “tú” se debe guardar para las personas que respetamos realmente.
- Les encantan las palabras que suponen rectitud y grandes ideales, aunque su actitud diga todo lo contrario.
- Los halagos son de su gusto, aunque gusto tengan muy poco. A lo mucho, tienen saliva, para babear.
- Están acostumbrados a las adulaciones, porque su naturaleza es trepar y morder, tan fuerte como puedan, la yugular de la fama, el prestigio y el dinero.
- Como su principal órgano intelectual es el estómago, conviene invitarlos a comer (y a beber).
- Es una de las grandes virtudes de la gastronomía nacional, su precio y su sabor.
SERGIO GARECA
Marzo, 2015
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