Con motivo del
III Festival internacional de Poesía de Bolivia se publicó este libro en
nuestro país por la editorial 3600.
Uno es otro. Un
extraño a sí mismo. ¿A quién imita, si no, a sí mismo? El libro es la soledad
construida. La soledad como realidad única e insalvable. Fuera de sí, el poeta
es otro con el mundo. El cuerpo es un yo y la mente, otro.
El puerto es el
paisaje de esta soledad, y de este egoísmo. El yo que se presenta solo en el
amor, solo en la soledad y solo en el mundo. Siendo muchos y no uno solo. Todo
está presente pero es ilusorio. Una terrible realidad recurrente.
Los poemas son
la cacería de la luz de ese paisaje, el tránsito del uno al otro yo. Por eso
constantemente lleva las manos a los ojos o cerrarlos. La ceguera del poeta es
la invocación trascendental.
“¿si esto es un revólver
será necesario que dispare?”
Gran pregunta.
¿Una cosa es la cosa, aún sin cumplir su función existencial?
Así función y
esencia luchan dentro de lo visible e invisible. Aunque la mayoría de las veces
el cuerpo es el estorbo. El debate entre el yo soñador y el otro yo consciente
y terrenal. Es la búsqueda de momentos, estares, trasitabilidad habitual en el
mundo del no yo.
El poemas es
igual al abandono del cuerpo, la trasmutación del contracuerpo.
Sergio Gareca
Oruro, enero
2017
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