lunes, 22 de julio de 2013

MI ENCUENTRO CON MILENA FERNÁNDEZ


 
Será, no será— he  dicho. Al final sí era. Mi heroína personal MILENA FERNÁNDEZ se encontraba en la plaza principal de Oruro. Justamente en el reloj; esperando pues a que llegue la hora en que la dejen ver el cuaderno de investigaciones en la fiscalía o a que alguien le diga: te perdonamos Milena.

Personalmente no soy quién para estarla disculpando, porque al final no ha hecho nada malo. Solo ha manifestado su opinión en un programa de televisión, como lo hacemos muchos. Y qué pena haberlo escuchado de su boca, pero yo sé que mucho hipócrita le ha roto el alma.

Todo poeta sabe que las palabras tienen poder. No es nomás estarlas diciendo porque sí. Pobre Milena que tuvo que aprenderlo así. Una palabra equivocada y el mundo se te viene encima.

A manera de fundar mediante este artículo el Club de higiene urbana y bucal con su extensión de solidaridad “MILENA FERNÁNDEZ”, por puro amor a la libertad de expresión, me atrevo a puntualizar lo siguiente.

1.       Quien esté libre de culpa que arroje la primera basura, como ha dicho el Mauri. ¿Cuántos de quienes han rabiado por las palabras de Milena, podrán decir que no arrojan ni una basurita en la calle, que les importa más que a su vida el olor a cianuro que viene detrás del cerro de las explotaciones mineras a cielo abierto, los desechos tóxicos enterrados en nuestras pampas, la contaminación del Uru y tantas otras cosas? Creo que pocos.

2.       Quienes dicen que en realidad no es lo que dijo sino cómo lo dijo, seguro esperan la resurrección de Enrique Zeballos, conocido periodista e intelectual orureño, para pedirle explicaciones por haber dicho en su tiempo que el mercado Campero era el mercado más sucio de América. O también deben estar esperando que el genial poeta Héctor Borda Leaño, regrese alguna vez a su tierra, Oruro, y reprimirlo para que no pueda leernos esos versos que están entre mis favoritos y que dicen algo así como: cuando nuestros carnavales eran más hediondos, digamos más sur américa, más Oruro… menos mascarada del CAN, menos gringa culona y menos coca cola…  

3.       Hay otros que dicen “la ciudad X y la ciudad Y también están llenas de basura”, como si uno fuera más limpio porque el vecino se lava menos.   

4.       Nada de esto hubiese pasado si quien decía “Oruro es una ciudad fétida”, hubiese sido un entrevistado, cualquiera, en el Programa de Mariano Baptista, porque al final nadie lo ve. Pero como a los orureños nos gusta ver ese programa de mierda, fue todo un escándalo. Como hay tanta gente a la que el patrimonio de la humanidad le ha tapado las narices, no siente la fetidez de nuestra pésima higiene mental.

5.       Al final, no interesa si lo que dijo era o no era cierto. Tenía todo el derecho de decirlo. Porque así como dijo George Orwell, la libertad implica escuchar aquello que no quieres oír, cualquiera de nosotros puede decir lo que se le antoje.

En fin, antes de que digan que el errar es humano, el perdonar es divino y el rencor es de los orureños, la próxima vez que Milena venga, le invito a tomar api con pastel.

SERGIO GARECA
almaeninvierno@yahoo.es

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