En una entrevista que le hice a Celio Turino, impulsor del proyecto
continental Puntos de Cultura y ex secretario de Ciudadanía Culturalen
el gobierno de Lula, me decía, a propósito del folclore, que éste es
la cultura en conserva, enlatada y refrigerada. En otras palabras el
folclore es una expresión cultural inerte e inofensiva. Entonces me
pregunté, ¿por qué en Oruro nos enorgullece tanto ser capital folclórica
del país? Aún no puedo responderme.
La criogenización de
las expresiones culturales ha tenido tal potencia que pudo alcanzar
hasta los resquicios más escuetos de la sociedad. Oruro es una ciudad
adormecida en la modorra provinciana, en los sueños de la metrópoli que
pudo ser y no fue, en una ritualidad prosaica y dictatorial. Oruro es una
ciudad museo, apopléjica y envejecida. La innovaciónes una herejía,
pero no lo fue cuando los pijes estilizaron las danzas y sus personajes
para diferenciarse de la plebe. Oruro es una ciudad arropada por un falso
señorío. En Oruro la virtud, los favoritismos, el honor, la prebenda
se venden en la misma bolsa y vienen adosadas a espacios televisivos,
membrecías en fraternidades carnavaleras, tés rummys y clubes sociales.
Los
intelectuales más reconocidos de la orureñidad son historiadores.
Abundan las ferias del desempolvado. Pura bruma. Meros pretextos para
reciclar hábitos, validar lógicas trasnochadas y celebrar la eternidad
de un pueblo zombie. El periodismo local, tan mediocre, tan desechable,
tan altanero, no es más que una sala de espera hacia la vida
política, institucional. Los periodistas de hoy, ténganlo por seguro, son
los burócratasdel mañana. Basta hablar fuerte, promover la xenofobia
contra peruanos y chilenos, tildarlos de ladrones. Basta odiar al paceño,
al cochabambino, al potosino. Es suficiente para ser futuro diputado,
futura alcaldesa. Peces chicos en peceras aún más pequeñas, sucumbiendo a
un artefacto visual de grandeza.
Los últimos conflictos
cívicos no hacen más que revelar la cara más siniestra de la capital
folclórica. Liderazgos enclenques,oportunistas, pasajeros. Nadie conocía
a Juan Mendoza, lo que importaba era joderlo al indio. ¿Qué importa el
primer aviador boliviano si el año entrante hay elecciones? ¿Cómo
explicar la súbita devoción hacia un pionero, cuando para el orureño éstos
son espíritus nocivos a la tradición? Poder, angurria de revancha.
Dignidad, decían unos. Respeto a la memoria, decían los más. ¿Y
dónde queda el recuerdo de René Zavaleta, Laura Villanueva, Raúl Shaw
Moreno,Sinforiano Gonzáles, entre otros? No importa, Oruro se respeta
carajo y 10 defebrero salud, 19 de marzo salud, 14 de abril salud, 1 de
noviembre salud.Todas las noches desfile, todos los domingos convite,
toda la vida perdida.
No más museos históricos, no más letargo intelectual, no más héroes de barro, no más tontos ilustres.
¡Vivan los herejes, vivan los traidores!
Mijail Miranda Zapata
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